Acaba de ser desalojado del Gobierno, en España, el Partido Popular gracias a una moción de censura presentada por Pedro Sánchez (PSOE), con el apoyo de la totalidad de los partidos políticos, a excepción de Ciudadanos.
Casi un milagro fue lograr, en unas pocas horas, el consenso de partidos tan dispares como el PNV o Podemos, Compromís o Bildu…Pero es que si en algo estaban de acuerdo es que había que sacar del gobierno al partido más corrupto de la historia de España. Y para llegar a este punto ha sido necesaria la sentencia del llamado «Caso Gürtel», un caso más en el entramado de corrupción que desde el Partido Popular ha infestado todo el aparato del estado, desde los órganos centrales hasta los ayuntamientos, sin olvidarnos del Poder Judicial, al que desde el gobierno han tratado de manipular a su antojo. No en vano, por primera vez en la historia de este país se vienen produciendo manifestaciones de jueces y fiscales clamando por la independencia del Poder Judicial. Lo explica muy bien Ramón Cotarelo.
Desde mi más profundo desprecio
Parece que, por fin, se van ustedes. Usted, aferrado a la poltrona como una garrapata, resistiéndose con todas sus fuerzas y dispuesto a que el país se hunda antes que abandonar su puesto en La Moncloa, en el que no ha hecho usted más que daño a la inmensa mayoría de los españoles. Mentiroso, altivo, autoritario y servil con los de arriba, presunto corrupto y amparador de corruptos y ladrones, falso, inculto, vulgar y pretencioso, realmente es usted una vergüenza para cualquier país civilizado. Y la banda de ladrones a la que llama usted partido, cortada a su imagen y semejanza. O al revés, tanto da.
No han dejado ustedes un euro público sin metérselo en el bolsillo; han robado en prácticamente todos los cargos públicos que han ejercido. No hay más que ver Valencia. Han malversado, despilfarrado o simplemente trincado en todas las actividades de la administración pública, en las adjudicaciones, licitaciones, contratas, concesiones y subvenciones. Se han apropiado dineros públicos de todas partes, desde las instituciones más solemnes a los colegios de niños y los programas de solidaridad internacional, desde las dotaciones de infraestructuras hasta las contratas de suministros a los hospitales. No es que carezcan ustedes del mínimo sentido de la ley moral kantiana; es que son ustedes una banda de granujas.
Constituyó usted desde el principio un gobierno de analfabetos, imbéciles, psicópatas, corruptos, meapilas, cínicos sin escrúpulos, ultrarreaccionarios, aprovechados e inútiles, todos, claro está, muy atentos a lo que pudieran afanar y cómo podían amargar la vida a la gente despojándola de todo. Han provocado ustedes una involución democrática única, según sus cánones neofranquistas. Han reprimido los derechos y libertades, suprimido la democracia en los espacios públicos. Han esclavizado a los trabajadores, empobrecido a la gente y obligándola a emigrar, aumentado la cantidad de parados sin prestación, robado a los pensionistas, privado de ayudas a los dependientes y esquilmado el erario
Han corrompido el Estado de abajo arriba, han llenado la administración de funcionarios venales, parientes, enchufados, deudos, allegados o simples pelotas; han destruido la objetividad de los medios de comunicación públicos, empleados sistemáticamente como aparatos de propaga, de ese fascismo «amable» y sonriente que los caracteriza y que llaman ustedes «liberalismo»; tienen periodistas-provocadores directamente a sueldo de las grandes empresas como el Corte Inglés (y a saber cuántas más), engañando a toda la ciudadanía, verdaderos esbirros como la colección de sinvergüenzas que según parece han cobrado sobresueldos o han estafado en Valencia, Galicia, Madrid, etc.
Y han destruido ustedes el país por su infinita codicia, mezclada con su incompetencia e irreductible estupidez. Los catalanes se van y hacen bien porque nadie con un ápice de dignidad puede soportar estar gobernado por un hatajo de sinvergüenzas, corruptos y ladrones.
Un desastre que durará muchos, muchos años y el principal responsable es usted, el de los sobresueldos.
Váyanse ya rodeados todos del oprobio, el ludibrio y el desprecio de sus conciudadanos. Pasen antes por caja, devuelvan lo afanado y preséntense al juez.