«Espero que todas las partes pongan en primer lugar los intereses de los ciudadanos y que actúen con moderación para evitar más víctimas», ha subrayado el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Hong Lei.
Además, el vocero chino ha asegurado que Pekín «sigue muy de cerca y está muy preocupada por el desarrollo de la situación en Egipto».
De igual manera, el ministro indonesio de Asuntos Exteriores, Marty Natalegawa, ha instado el cese inmediato del uso de la violencia para dispersar a los manifestantes, y ha añadido que Indonesia está profundamente preocupada por esta situación que se vive en este país africano.
«El uso de la fuerza, ha dejado demasiado muertos. La comunidad internacional debe apoyar los esfuerzos de reconciliación entre ambas partes en Egipto e instar al fin de la violencia», ha asegurado Marty.
En este mismo sentido, cientos de musulmanes se han manifestado en este país asiático y han exigido el “fin de la masacre”.
Indonesia tiene la mayor población musulmana del mundo y es un miembro activo de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI).
Por otra parte, el Gobierno de Filipinas ha pedido a sus seis mil ciudadanos residentes en este país africano que abandonen esta nación.
El Departamento de Asuntos Exteriores también ha elevado el nivel de alerta al nivel tres. En este estado, el Gobierno tiene que ayudar a los filipinos en Egipto que quieren regresar a su patria.
La brutal represión del Ejército egipcio contra el pueblo se saldó el miércoles con al menos 525 muertos, según datos del Ministerio de Sanidad y con más de 2000 muertos, según la Hermandad Musulmana, partido del derrocado presidente Mohamad Mursi.
Egipto ha sido escenario de fuertes disturbios, después de que el Ejército derrocara a Mohamad Mursi, primer presidente democráticamente electo en el país norteafricano, luego de la caída del dictador Hosni Mubarak.