por Edison BUrbano
En las elecciones presidenciales en Colombia, siempre he votado por candidaturas alternativas, independientes, por gente honesta y con sentido social, por lo tanto soy un soñador utópico en lo político, diría hasta quijotesco.
A la vez sabía que no se podía derrotar a la maquinaria, a ese monstruo, a esa mafia que gobierna el país desde hace mas de 200 años, que ha mantenido al país como uno de los más desiguales del mundo.
En la actualidad estas minorías políticas, las que fuimos alguna vez sólo un 10% resistiendo el régimen de Uribe, por fin, tenemos una opción real de poder con alguien que nos interpreta en la mayoría de nuestros ideales: Gustavo Petro.
Petro es eso: no sólo una esperanza, sino una oportunidad de construir una nueva Colombia.
Aunque mantengo dos diferencias puntuales con el candidato progresista sobre su visión de lo que ocurre en el país vecino de Venezuela, o su posición sobre la extradición; Gustavo nos interpreta en lo fundamental, en el concepto de lo humano y social, que es la propuesta que le hace al país por una Colombia más Humana, Hacia una nueva era de Paz!
Petro ha confrontado sin miedo al régimen , al statu quo, señalando las responsabilidades de su clase dirigente, de sus regímenes corruptos, soportes de un sistema social y político anacrónico y vil basado en la desigualdad social, como la principal responsable de los males históricos que azotan a las mayorías del país (violencia, corrupción).
Aportó a la Paz de Colombia, en la construcción de la Constituyente de 1991 donde le dio derechos y representación política a la minoría Coloma, los pueblos originarios y afros, y le dio el poder al ciudadano de exigir derechos de forma inmediata con la acción de «tutela».
Después cómo congresista, desenmascaró los nexos de la clase política con el paramilitarismo, en especial con el gobierno de Uribe; denunció los llamados *falsos positivos, (*diez mil asesinatos de jóvenes inocentes, cometidos en desarrollo de la denominada política de “seguridad democrática” durante el gobierno de Uribe).
Su gestión como alcalde de Bogotá, la denominó como «la Bogotá Humana» donde hizo énfasis en lo social, dignificó al que estaba olvidado, al marginado por el sistema. Por ejemplo a quienes trabajan en la recolección de basuras, recicladores o cartoneros, los contrató para la limpieza de la ciudad, ganando un salario digno, con derechos a la seguridad social, les otorgó acceso al crédito para cambiar los caballos de carga por camiones.
También defendió los derechos de los animales, al prohibir las corridas de toros. En el área Salud, abrió hospitales cerrados por la corrupción gubernamental, rescató el hospital San Juan de Dios, abandonado por más de 12 años. En educación, la creación de más de 40 escuelas.
Cómo candidato, ha tenido 80 intervenciones en plazas públicas del país, la mayoría colmadas a reventar. En ellas, Petro hizo una pedagogía histórica del país, les recordó el origen de los conflictos y sus responsables. Por lo general, el pueblo colombiano desconoce su historia politica, no tiene memoria, las nuevas generaciones no saben historia ya que no se dá esa asignatura en los establecimientos educativos desde hace más de 20 años.
Petro interpreta al pueblo o a la gente, usa los dos conceptos, porque frente a los males generados por el sistema y su poder «MegaNarcoTerrateniente», como él lo denomina, plantea reformas de raíz, cambios determinantes para una sociedad tan desigual: acabar con las EPS (empresas de salud privada) , para que haya un verdadero sistema de salud pública; implementar una educación superior gratuita de calidad; una reforma rural integral y defensa de la paz; separar la política de la justicia, y la justicia de la política; derogar la nefasta reforma laboral de Uribe y romper con el fracking, el extractivismo del petróleo y el carbón para desarrollar una política de auspicio a más de 300 productos agrícolas, cuyo símbolo es el aguacate (palta).
El candidato de la Colombia Humana, interpreta y representa esas voces que han resistido y luchado durante 200 años por un país, más inclusivo, con igualdad de oportunidades, derecho a la vida. Las diferencias se deberán resolver después, con la dialéctica.
En esta campaña, Petro ha sido un constructor, que es lo más difícil. Nos corresponde a quienes votamos por él ayudar, desde nuestros espacios, oficios y convicciones, en esa construcción de ciudadanos libres, para una Colombia en Paz, con justicia social.
La esperanza progresista de Colombia es Petro Presidente.
Me despido con las últimas palabras de Gustavo Petro en el debate final presidencial :
«Hemos convocado a la ciudadanía a la libertad»
«En nombre de la generación de nuestros padres y madres, por las reivindicaciones que retoma con dignidad y orgullo la nuestra, construiremos el país que merece heredar nuestra niñez … cambiaremos la historia! «