Según un artículo publicado en The New York Times bajo el título *»Dejen de mimar a los superricos»*, Buffett vuelve a posicionarse sosteniendo que la credibilidad de EE UU a la hora de poner en orden sus cuentas públicas está en juego.
Warren Buffett sostiene que la imposición que se le aplicó a su fortuna fue equivalente al 17,4 por ciento, mientras que a un empleado medio se le grava con el 36 por ciento. Declara que consiguió pagar la mitad de sus impuestos gracias a una serie de agujeros en la estructura fiscal. En concreto, el presidente ejecutivo de Berkshire Hathaway pagó 6,9 millones de dólares en impuestos. *»Puede parecer mucho dinero, pero porcentualmente es menos de lo que pagó el resto de empleados en nuestras oficinas»*, señaló el inversionista, en plena batalla ideológica sobre cómo Estados Unidos debe recortar el gasto e incrementar los ingresos para contener la escalada de la deuda.
Pide a los legisladores en Washington que suban urgentemente los impuestos a las mayores fortunas del país.
El Congreso de USA tiene ahora la palabra para pactar un plan que permita recortar el gasto en 1,5 billones de dólares.
Pero los conservadores se oponen a elevar los ingresos subiendo impuestos. Su argumento es que afectará a las pequeñas y medianas empresas. Buffett les recuerda que en los años ochenta y noventa, con cargas fiscales más altas, fueron las décadas de más inversión y generación de empleo en USA.