No sólo siguieron al dirigente sindical desde que dejara la sede de su organización, sino que lo interceptaron con el vehículo policial en el cruce de las calles Erasmo Escala con Cummings, lo hicieron descender del auto que manejaba para ir de regreso a su casa y lo interrogaron, revisando su vehículo.

Ante las consultas reiteradas del profesor respecto del motivo de dicha insólita actitud, carabineros argumentó que se trataba de *“una inspección de rutina, destinada a controlar el tráfico”*. Sin embargo, los policías no vestían los usuales uniformes de funcionarios de transito, ni
tampoco controlaban en paralelo a otros vehículo como habitualmente se hace. Solo controlaron al
profesor Aguilar y además lo hicieron después de realizar un seguimiento al salir de la sede gremial.

Mario Aguilar estudia en estos momentos la posibilidad de recurrir a Tribunales para poner un Recurso de Protección, temiendo que se trate de una acción intimidatoria.

¿Es que hemos vuelto al estilo de vida de la década de los ochenta, con toda la prepotencia que se ha visto hoy en las calles, el seguimiento a los dirigentes sindicales, la detención de los manifestantes y la obcecación de un gobierno que cuenta cada vez con mayor rechazo?

Mientras termino de escribir estas líneas, escucho las cacerolas sonar como campanas en mi barrio…