Más de un centenar de personas se manifestaron frente a la sede de la televisión australiana ‘Canal 7′ para pedir más respeto en la manera de hablar de la «generación robada«, o más bien de los niños aborígenes que, por una ley que los protegía, fueron separados de sus familias de origen, desde 1869 hasta los `70 del siglo pasado. La chispa que desencadenó la protesta fue el programa de televisión «Sunrise».
Durante la transmisión, los conductores iniciaron el controvertido tema, juzgando positivamente la ley de la época y considerando «obvio» alejar a los niños de las familias en riesgo. «Al igual que en la primera ‘generación robada’ muchos niños fueron separados de sus familias por su bienestar, ahora tenemos que empezar a hacerlo de nuevo», dijo Prue MacSween, la presentadora. El punto de partida de una cuestión tan delicada fue una declaración del Ministro de Protección y Derechos del Niño, David Gillespie, quien advirtió sobre la «crisis» australiana en materia de protección de la infancia. Según un informe que acaba de publicarse, 32.000 niños en Australia entre 2016 y 2017 fueron colocados en hogares de acogida, pero solo 143 fueron adoptados. El estudio especifica que un aborigen tiene siete veces más posibilidades de permanecer en hogares de acogida. Por consiguiente, el Ministro pidió que se prestara más apoyo a los niños indígenas, en particular promoviendo sus relaciones con sus familias de origen.
Los manifestantes señalaron que ningún representante de la comunidad nativa había estado presente en el programa. «Como aborígenes, ya tenemos suficiente de blancos que hablan por nosotros y no nos permiten opinar», dijo Nat Heath, un educador nativo de la primera infancia. «Si quieren volver a hablar de ello, tienen que invitar a representantes aborígenes a su programa, elegidos por nuestra comunidad y no solo por personas que apoyan su opinión.