De acuerdo con The Mail Online «el Miembro de Parlamento laborista Chris Bryant anoche dijo que tales revelaciones establecen serias dudas sobre si Lord Justice (el Juez) Leveson sería capaz de crear confianza en el público en su papel de jefe de la investigación, ya que es probable que deba interrogar a Murdoch y su hijo James»…»El Secretario de Comercio Vince Cable, quien fue despojado de sus poderes sobre los medios de comunicación el año pasado después de jactarse de haber «declarado la guerra» contra Rupert Murdoch, hizo ayer un llamado para que hayan nuevas reglas de propiedad de los medios de comunicación a raíz del escándalo»… «Mientras tanto, los diputados de la Cultura de los Comunes, los medios de comunicación y el Comité de Deportes anoche aún estaban considerando la posibilidad de re-interrogar a James Murdoch que podría haber declarado falsamente ante el Parlamento durante su aparición de alto perfil la semana pasada».
Las redes del poder y el dinero se establecen muy temprano, en las escuelas y universidades privilegiadas. Gran parte de los medios de comunicación son propiedad de los mismos grupos económicos que patrocinan los principales partidos políticos. La vida social del establishment es una forma de mantener el poder y el dinero en casa.
Estamos asistiendo a un espectáculo poco común, algo del habitual juego sucio ha sido puesto a la vista del público. Muchos hablan de deshacerse de «unas cuantas manzanas podridas», y todo estará bien. No es cierto. El sistema que une el privilegio al poder y oprime a la mayoría está mostrando algunas grietas, pero continúa manipulando nuestras mentes en la creencia de que el problema es de algunas personas, no el sistema. El escándalo ha dado un breve respiro a las preocupaciones acerca de los durísimos recortes y los aumentos de precios. La mayoría de la gente en el Reino Unido ha recibido una carta anunciando que su factura de gas estará aumentando en un 18%, mientras que leen con incredulidad que BP, el que contamina, el insensato, ha hecho ganancias récord. Sí, el escándalo de la interferencia con los teléfonos es (para el Gobierno) una distracción bienvenida.