El Estado Policial mató a la concejala de Rio de Janeiro, Marielle Franco. Y su cargo de relatora de la comisión que debía investigar y revisar la intervención militar del Estado de Rio de Janeiro no puede separarse del crimen parapolicial del que fue víctima.
Sin embargo, tampoco se puede menospreciar el contexto de violencia que vive Brasil, donde 26 concejales fueron asesinados en los últimos dos años.
Marielle se refería a los jóvenes pobres asesinados por la policía cuando escribió “¿Cuántas muertes más son necesarias para terminar con la guerra?”, un presagio de su violento final. ¿Cuántos dirigentes políticos, sociales e indígenas más deberán ser asesinados en Brasil para que se recupere la democracia?
El país gobernado a golpe de decretos y compra de votos en el Parlamento por el presidente de facto Michel Temer se ha convertido en un estado mafioso, donde los asesinatos a los disidentes políticos se ha vuelto moneda corriente.
El 2 de enero del año pasado mataron a Jorge Cunha, concejal en un municipio de Maranhao, en agosto último en Turilandia, en el mismo estado, mataron a puñaladas a Antonio Kledison Rodrigues Costa, también concejal. En 2016, mientras participaba de la campaña para su reelección, Esmilton Pereira dos Santos, de 45 años fue ejecutado a tiros en la puerta de su casa y en diciembre de ese año, Cesar Augusto Miranda corrió la misma suerte, luego de ser elegido concejal por el municipio Godofredo Viana.
En Sertao de Alagoas asesinaron en noviembre del 2017, cuando salía de la Concejalía a Adelmo Rodrigues de Melo y al mes siguiente el también concejal Tony Pretinho, de 34 años, fue ejecutado a disparos en la puerta de su casa.
El presidente de la Cámara de concejales de Carira, en Sergipe, Jailton do Preá, fue asesinado a tiros junto a su motorista, José Válter da Costa.
Wilson Portilho da Cunha fue encontrado con un tiro en la cabeza mientras cumplía su segundo mandato como concejal y secretario de Desarrollo Económico y Social de Goianésia.
En febrero y en marzo del año pasado asesinaron a los concejales de Minas Gerais Alexandro Pereira da Silva, mientras circulaba en motocicleta y Antônio Marcos dos Santos cuando llegaba a su casa.
En Ceará asesinaron a seis concejales en 2016 y otro en 2017. En Santa Catarina, fueron dos, uno del PMDB y otro del PSDB. En Bahia, un concejal fue asesinado en septiembre del 2016 mientras participaba de un comicio.
Otros cuatro concejales perdieron la vida en Pará entre el 2016 y el 2017, Josevandro da Silva Marinho fue otro concejal víctima de la violencia en el estado de Paraíba. Elton Alexandre de Aguiar Matta es el nombre del concejal asesinado en febrero de este año en Paraná.
El concejal Lucimar Feitosa Ventura fue acribillado en Pernambuco, al igual que Tote Aristides, presidente de la Cámara de concejales de Esperantina, Piauí. Manoel Clementino do Carmo fue asesinado en septiembre de 2016 mientras participaba de un evento político de campaña, cuando buscaba su reelección en un municipio de Rio Grande do Norte.
Uelliton Brizon fue asesinado en enero de este año, siendo concejal suplente en el municipio de Cacoal, estado de Rondónia. Tres concejales fueron asesinados en el Estado de Sao Paulo y en Rio de Janeiro, asesinaron al concejal Silvério Amaro Pereira Filho, en febrero de 2016 y en enero del mismo año Geraldo Cardos, fue asesinado en la propia cámara de concejales de Magé.
La deriva democrática en la que se encuentra la República de Brasil desde diciembre de 2015 cuando comenzara el proceso de destitución ilegal de Dilma Rousseff parece no tener vuelta atrás. Si el pueblo brasileño no reacciona, la dictadura se irá consolidando.