Por Roy Stauber
Ante la situación en México hay que actuar con sentido común: si algo ya no sirve hay que tirarlo y buscar otros caminos. La política, la forma de hacerla actualmente, los “representantes del pueblo”, ya no sirven por lo cual hay que deshacernos de ellos, más aún porque nos causan un costo económico y psicológico enorme. Eso es lo que busca el nuevo proyecto político (o más correcto, apolítico) en México: proyecto2030.mx, cuya finalidad es reemplazar a la casta que domina junto al gran capital, en nuestro país, por una dirección de coherente.
Sobre el sistema político actual no hay que gastar muchas palabras, basta con preguntar a diez personas comunes y corrientes su opinión y queda claro que ya no representa al pueblo. Por supuesto muchos gritarán y dirán que no es posible deshacer la política y que la gente no sabe de lo que habla. Pero dado que ellos son supuestamente nuestros representantes, su función es hacer exactamente lo que el pueblo les delega. Y si éste ya no ve sentido en los políticos hay dos posibilidades: o se los reemplaza hasta que sean acordes con sus electores o se cambia el sistema.
La primera opción, de reemplazarlos, la hemos estado haciendo desde hace mucho tiempo, cada 3 ó 6 años, y no se ve ninguna mejora sino al revés. No queda de otra que descartar esta opción ya desaprobada.
Por eso se necesita un cambio del sistema. Podemos empezar a disolver todos los partidos juntos y así ahorrarnos miles de millones en gasto inútil. Y otra vez van a gritar que eso no se puede hacer, porque ¡produce un vacío enorme! Es cierto que lo generará y es lo más sano que nos puede pasar. Ese vacío lo podemos llenar con algo más interesante, con la gente, con el pueblo, con el sentido común.
Lo normal, por ejemplo, es que en una casa la familia use el 40% de lo que genera (unos reciben un salario por su trabajo, otros producen la comida, limpian, etc.) para que todos puedan vivir dignamente. Si aplicamos el mismo sentido común a México, se podría poner en marcha la renta básica universal para todos. Cada adulto que vive en nuestro país recibiría sin ninguna condición 6,000.00 pesos mensuales y cada joven o niño 4,000.00 pesos. Ello alcanza, según el INEGI, para una vida digna para todos y nos costaría sólo 40% de lo que generamos, del producto interno bruto. Otra vez gritarán que eso no es posible. Pero si son realmente representantes populares y el pueblo lo pide por consenso, no vale desacreditar a la gente y justificar su sistema injusto. Les encargaremos resolverlo, esa es su función y tienen sus especialistas en leyes, economía, etc. Y si dicen que no pueden hacerlo, que renuncien porque no sirven como representantes populares.
Esa es una de las demandas de sentido común de la nueva corriente política que nace en México. Sospechamos que esta irreverencia fresca y joven podría captar la sensibilidad de las nuevas generaciones y podría convertirse en una débil señal que anuncia una nueva sociedad.