Por Rosi Baro
En Venezuela hemos venido presenciando desde hace años a quienes se oponen al gobierno vociferar en las calles y en todas las tribunas internacionales, buscando adelantar las elecciones presidenciales para cambiar el gobierno que los tiene tiranizados.
Durante las protestas del año pasado veíamos la consigna “¡Elecciones ya!” en las pancartas enarboladas por los héroes de ese momento, lo mismo en pendones colgados desde los puentes de las autopistas, grafittis en las paredes, los titulares de toda la prensa nacional e internacional, en infinidad de programas de televisión demandando al unísono una y otra vez “¡Elecciones ya!”. Y no podían estar ausentes, en muchas iglesias los sacerdotes desde sus púlpitos pedían a Dios lo mismo: “¡Elecciones ya!”
Luego esta exigencia fue subiendo de tono tornándose violenta, pareciéndose a los berrinches de los infantes mal criados que se acostumbran a que les concedan todos sus caprichos, y si no, arremeten con todo, se tiran al suelo, patalean, se ponen iracundos y este ataque de ira no cesa hasta que consiguen lo que quieren.
¿Y por qué no se les concedió en ese momento lo que querían?
Primero, porque como cualquier madre o padre sabe, no hay que dejarse coaccionar por las rabietas de los pequeños, porque si se cede a este tipo de comportamiento ellos, que no son bobos, tienden a su repetición. Segundo, porque esta exigencia se hacía antes de que terminara el período constitucional del Presidente electo por una mayoría del país. Y por último aunque no menos importante, porque la Constitución, es decir las reglas del juego son para respetarlas, so pena que se convierta en letra muerta.
Finalmente, y producto de los pre-acuerdos de la mesa de diálogo que luego no firmaron, la Asamblea Nacional Constituyente autorizó el adelanto de la elección presidencial para 22 de Abril de este año. Sin embargo, y aunque usted no lo crea, quienes pasaron años pidiendo y pidiendo “¡Elecciones ya!”, ahora no las quieren. ¿Tanto nadar para morir en la orilla?
Para mí lo que ocurre, y diciéndolo en sencillo, es que luego de escenificar tamaños berrinches, llevándose todo por delante, y como las acciones tienen consecuencias, cuando finalmente obtienes lo que quieres, sin darte cuenta te has hecho daño a ti mismo y a quienes te rodean. Y ahora la oposición se encuentra debilitada, dividida, sin candidato, sin propuestas creíbles y saben que si se presentan a las elecciones las van a perder.
Pero esto no lo pueden decir, entonces van manoteando explicaciones que no convencen a nadie. Ya no se puede hablar de un solo equipo contendor, no, ahora se han dividido y cada jugador opina por cuenta propia. Y la excusa para no querer el adelanto del juego final a la que más se han sumado, porque está avalada por la patota que formó el señor Tillerson en su reciente gira por Latinoamérica , es que no les gusta el árbitro, por tanto no se van a presentar y además van a desconocer los resultados, siendo que es el mismo árbitro con el que ganaron en el 2015 la contienda por la Asamblea Nacional.
Al escribir esto, recuerdo nuevamente el buen humor del comandante Chávez, quien para quitarle drama a estos berrinches, los comparaba con actuaciones ridículamente inaceptables en un juego de pelota, como por ejemplo, enojarse con el árbitro, llevarse la pelota y no jugar más. Y esto, quitándole todos los eufemismos para ocultarlo, es exactamente lo que estamos viviendo.
En una de sus charlas, Silo enunció tres aforismos que dicen así:
* «Los pensamientos producen y atraen acciones».
* «Los pensamientos realizados con fe, producen y atraen acciones más fuertes».
* «Los pensamientos repetidos con fe, producen y atraen el máximo de fuerza en las acciones».
En mi experiencia personal he comprobado que estos aforismos funcionan, por lo que no tengo dudas que las elecciones se van a realizar, y paradójicamente gracias a sus pedidos, en el mejor momento del chavismo y en el peor de la oposición.