El Reloj del Juicio Final es una analogía de cuán cerca está la humanidad «de la medianoche», es decir, de una catástrofe que implica la destrucción masiva. Los expertos destacaron una serie de riesgos de hoy, como el reflote de una carrera nuclear, las decisiones irresponsables de autoridades globales, el cambio climático y el dominio de la desinformación.
El Boletín de los Científicos Atómicos (BAS) ha corrido las manecillas del Reloj del Juicio Final (Doomsday Clock), declarando que ahora faltan dos minutos para la medianoche.
Este es un reloj simbólico, creado por el Boletín (de la Universidad de Chicago, EEUU), cuya analogía es cuán cerca está la especie humana “de la medianoche”, es decir, de una catástrofe que implica la destrucción de la humanidad.
El año pasado estábamos a dos minutos y medio de la medianoche, lo que ya era bastante grave. Ahora estamos aún más cerca de un peligro global que en aquel momento.
“Llamar alarmante a la situación nuclear del mundo es minimizar el peligro y su inmediatez”, dijo la Dra. Rachel Bronson, presidenta y directora general del BAS, en una conferencia de prensa en Washington DC, donde los científicos anunciaron el cambio, haciendo el gesto simbólico de correr la manecilla del minutero en un gran reloj.
Calificándola de “evaluación sombría”, el anuncio se concentró en la imprevisibilidad del presidente de Estados Unidos, señalando que sus ideas sobre el uso de las armas nucleares siguen siendo inciertas y preocupantes.
El profesor Robert Rosner, presidente de Bulletin Science and Security Board, explicó que “el riesgo de que las armas nucleares se usen, intencionalmente o por error, creció el año pasado en todo el mundo” y que actualmente hay pocas dudas de esto.
Aunque mencionaron a todas las potencias nucleares que están mejorando sus propios arsenales, como Corea del Norte, prestaron especial atención a las autoridades de Estados Unidos. “Tanto nuestros aliados como adversarios se ven obligados a negociar una maraña de declaraciones políticas contradictorias de la administración estadounidense”, enfatizó Rosner.
“Por primera vez en muchos años, no se están llevando a cabo negociaciones de control de armas nucleares entre Estados Unidos y Rusia. En cambio, podríamos ver el regreso a una carrera armamentista nuclear “, dijo la profesora Sharon Squassoni, del Boletín.
El panel también criticó el desdén de Trump por el acuerdo nuclear con Irán, que es visto ampliamente como una medida de seguridad positiva. El presidente fue criticado por sus intentos de socavarlo.
La vez anterior en que el reloj estuvo a dos minutos de la medianoche fue en 1953, en plena Guerra Fría. La Guerra de Corea estaba en curso y el gobierno de los Estados Unidos consideraba usar armas nucleares para resolver conflictos. Las armas nucleares estaban proliferando en todo el mundo y la variante de la bomba de hidrógeno también saltó a primer plano en ese momento.
En 1949, 1984 y 2015, el reloj retrocedió a tres minutos para la medianoche. Justo antes, en 1983, el presidente Reagan pronunció su famoso discurso sobre el “imperio del mal”, que acusaba al comunismo y la Unión Soviética como la gran amenaza del mundo. En ese tiempo el presidente propuso la Iniciativa de Defensa Estratégica, también llamada Guerra de las Galaxias; en gran parte basada en el espacio para disparar contra misiles nucleares de la URSS. Al mismo tiempo la URSS ponía sus fuerzas militares y nucleares en alerta máxima.
Hoy, la dinámica del mundo no es la misma, pero el reloj es elocuente: estamos en una posición más peligrosa que en 1984, cuando EEUU y la URSS seguían con pintura de guerra. Este año se parece mucho más a 1953. No es una comparación perfecta, pero el mensaje es que el mundo se percibe como una roca a punto de explotar.
A pesar de que las ojivas nucleares disminuyeron de 64.499 en 1986 a 9.435 en la actualidad, las armas nucleares aún representan una enorme amenaza, particularmente cuando vemos quienes están a cargo de decidir si usarlas o no.
Hoy, cambio climático y las amenazas ambientales se suman a la lista de peligros que observa la BAS. Sin embargo, a diferencia de los últimos años, el cambio climático permaneció visiblemente en segundo plano.