Transcripción

Muchos de los que nos preocupamos por el desarrollo sostenible y el sustento de la población local, lo hacemos por razones profundamente personales.

Crecí en Camerún, un país de belleza encantadora y rica biodiversidad, pero plagado de mala gobernanza, destrucción ambiental y pobreza. Cuando era niño, como vemos hoy en día con la mayoría de los niños y niñas del África subsahariana, sufría regularmente de paludismo. Hasta la fecha, más de un millón de personas mueren cada año a causa del paludismo, en su mayoría niños y niñas menores de cinco años, y el 90% de ellos en el África subsahariana.

Cuando tenía 18 años, dejé Camerún en busca de mejores oportunidades educativas. En ese momento, sólo había una universidad en Camerún, pero Nigeria al lado ofrecía algunas oportunidades para que los cameruneses de instrucción en inglés recibieran capacitación en varios campos. Así que me mudé allí. Pero practicar mi oficio, al graduarme como ecologista en Nigeria, fue un reto aún mayor. Así que dejé el continente cuando me ofrecieron una beca para la Universidad de Boston para mi doctorado.

Es descorazonador ver que, con todos nuestros desafíos, con todos los talentos, con todas las habilidades que tenemos en África como continente, tendemos a resolver nuestros problemas lanzando paracaídas con expertos de Occidente durante breves estadías, exportando lo mejor y más brillante de África y tratando a África como un continente en perpetua necesidad de limosnas.

Después de mi formación en la Universidad de Boston, me uní a un equipo de investigación en el Instituto de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Universidad de California por su reputación de investigación innovadora y el desarrollo de políticas y programas que salvan las vidas de millones de personas en todo el mundo, incluyendo al mundo en desarrollo. Y se ha demostrado que por cada africano calificado que regresa a casa, se crean nueve nuevos empleos en los sectores formal e informal. Por lo tanto, como parte de nuestro programa para construir juntos un África sostenible, estamos liderando una iniciativa múltiple para desarrollar el Instituto de la Cuenca del Congo, una base permanente donde los africanos puedan trabajar en asociación con investigadores internacionales, pero trabajando en sus propias soluciones a sus propios problemas. Estamos utilizando nuestro enfoque interdisciplinario para mostrar cómo las universidades, las ONG y las empresas privadas pueden asociarse en el desarrollo internacional. Así que en vez de paracaidismo con expertos occidentales para breves estadías, estamos construyendo una presencia permanente en África, una base única para la logística, alojamiento y desarrollo de proyectos de colaboración entre africanos e investigadores internacionales.

Esto ha permitido a estudiantes como Michel recibir una formación de alta calidad en África. Michel está trabajando actualmente en nuestros laboratorios para investigar los efectos del cambio climático sobre los insectos, para su doctorado, y ya ha conseguido su beca de postdoctorado que le permitirá permanecer en el continente. También a través de nuestro programa de ayuda local, el Dr. Gbenga Abiodun, un joven científico nigeriano, puede trabajar como becario posdoctoral en la Fundación para el Desarrollo Profesional de la Universidad de Western Cape en Sudáfrica y la Universidad de California al mismo tiempo, investigando los efectos de la variabilidad del clima y el cambio climático en la transmisión de la malaria en África. De hecho, Gbenga está desarrollando actualmente modelos que se utilizarán como sistema de alerta temprana para predecir la transmisión del paludismo en África.

Por lo tanto, en lugar de exportar nuestros mejores y más brillantes productos fuera de África, estamos fomentando y apoyando el talento local en África. Por ejemplo, como yo, el Dr. Eric Fokam fue entrenado en los Estados Unidos. Regresó a su hogar en Camerún, pero no pudo obtener las becas necesarias, y encontró que era increíblemente difícil practicar y aprender la ciencia que sabía que era capaz de hacer. Así que cuando conocí a Eric, estaba a punto de volver a los Estados Unidos. Pero lo convencimos de que empezara a colaborar con el Instituto de la Cuenca del Congo. En la actualidad, su laboratorio de Buea cuenta con más de media docena de becas de colaboración con investigadores estadounidenses y europeos que apoyan a 14 estudiantes de postgrado, nueve de ellos mujeres, que realizan investigaciones innovadoras sobre la biodiversidad bajo el cambio climático, la salud humana y la nutrición.

(Aplausos)

Por lo tanto, en lugar de aceptar la idea de que África acepte donaciones, estamos utilizando nuestro enfoque interdisciplinario para empoderar a los africanos para que encuentren sus propias soluciones. En este momento, estamos trabajando con las comunidades y estudiantes locales, un empresario estadounidense, científicos de Estados Unidos y África para encontrar la manera de cultivar el ébano de forma sostenible, la emblemática madera dura africana. Los ébanos, como la mayoría de las maderas duras africanas, se explotan para la producción maderera, pero sabemos muy poco sobre su ecología, lo que los disemina, cómo sobreviven en nuestro bosque de 80 a 200 años. Este es Arvin, un joven estudiante de doctorado que trabaja en nuestros laboratorios, dirigiendo lo que está resultando ser un trabajo de cultivo de tejidos de última generación. Arvin está sosteniendo en sus manos el primer árbol de ébano que fue producido enteramente a partir de tejidos. Esto es único en África. Ahora podemos demostrar que se puede producir madera africana a partir de diferentes tejidos vegetales -hojas, tallos, raíces- además de generarlos a partir de semillas, lo cual es una tarea muy difícil.

(Aplausos)

Así que otros estudiantes tomarán las variedades de ébano que Arvin identifica en nuestro laboratorio, los injertarán para producir plantones y trabajarán con las comunidades locales para co-producir ébano con especies de árboles frutales locales en sus diferentes granjas usando nuestro propio enfoque de granja de árboles, a través del cual invitamos a todos los granjeros a elegir las especies de árboles que quieran en ellas. Así pues, además del ébano, las especies que los propios agricultores elijan serán producidas con nuestras modernas técnicas e incorporadas a sus sistemas de uso de la tierra, para que empiecen a beneficiarse de estos productos mientras esperan a que madure el ébano.

Hoy estamos plantando 15.000 árboles de ébano en Camerún, y por primera vez, el ébano no será cosechado en medio de un bosque prístino. Este es el modelo para nuestras maderas duras africanas, y lo estamos extendiendo para incluir sapele y bubinga, otras maderas duras muy apreciadas.

Así que si estos ejemplos hubieran existido cuando tenía 18 años, nunca me habría ido, pero debido a las iniciativas del Instituto de la Cuenca del Congo, vuelvo, pero no voy a volver solo. Traigo conmigo científicos, empresarios y estudiantes occidentales, la mejor ciencia de las mejores universidades del mundo, para trabajar y vivir en África.

Pero todos necesitamos ampliar este enfoque local, poderoso y empoderador. Hasta ahora tenemos media docena de universidades y ONG como socios. Estamos planeando construir una instalación ecológica que ampliará nuestro espacio de laboratorio existente y agregará más viviendas e instalaciones de conferencias para promover un enfoque disciplinario a largo plazo. Deseo que ofrezca más oportunidades a los jóvenes académicos africanos y que se amplíe aprovechando la red existente de 17 estaciones de investigación del Instituto Internacional de Agricultura Tropical en el África Subsahariana.

Las cosas están empezando a cambiar… y espero que sigan cambiando, para llegar a varias naciones africanas como Costa de Marfil, Tanzania y Senegal, entre las principales economías de más rápido crecimiento que pueden atraer varias oportunidades para la inversión del sector privado. Deseamos dar más oportunidades a los académicos africanos, y deseo ver el día en que los africanos más inteligentes permanezcan en este continente y reciban educación de alta calidad a través de iniciativas como el Instituto de la Cuenca del Congo, y cuando eso suceda, África estará en camino de resolver los problemas africanos. Y en 50 años, espero que alguien esté dando una charla de TED sobre cómo detener la fuga de cerebros de los occidentales que abandonan sus hogares para trabajar y vivir en África.

(Aplausos)

Gracias.