La victoria en este tema ha sido sin duda influenciada por la tragedia de Fukushima y el rechazo de un tipo de energía que deja como herencia a las generaciones futuras una cuestión no resuelta y peligrosa como la de los residuos radiactivos.
Agua:
Sobre este tema, las preguntas eran dos. La derogación de la primera norma permitió hacer frente a la aceleración de la privatización impuesta por el gobierno, que quería obligar a las autoridades locales a prestar servicios de agua a compañías privadas desde fines de 2011. Ahora bien, esto ya no es posible.
La derogación de la segunda norma ha eliminado la posibilidad de que el sector privado gestione los servicios de agua, aumentando las tarifas y haciendo grandes ganancias con el agua.
En este caso, el tema subyacente es el de *»los bienes comunes»*: el agua no es un producto susceptible de especulación, sino un bien que pertenece a todos y debe ser manejado en una forma pública y transparente.
Impedimento legítimo:
La derogación de esta ley *»ad personam»*, diseñada para permitir a Berlusconi no presentarse en los juicios bajo la apariencia de sus funciones oficiales, insistió en que la ley sea igual para todos, y especialmente para aquellos que ocupan cargos públicos.
En este caso, la victoria es el resultado de la ola de indignación y el rechazo de una actitud de quienes tienen dinero y poder, para que no puedan hacer cualquier cosa.