Por Laura Becquer Paseiro *
La Habana (Prensa Latina). Este año, Estados Unidos volvió a adoptar una postura que se creía una cosa del pasado: votó en las Naciones Unidas contra la resolución de Cuba que condena el bloqueo económico, comercial y financiero que Washington impuso a la isla caribeña desde 1962.
La postura de Washington no tomó a nadie por sorpresa, después de todo el actual gobierno del presidente Donald Trump dijo que reforzaría esa política unilateral y coercitiva contra Cuba.
Aunque el proceso de normalización de las relaciones entre los dos países resultó en la abstención de Washington por primera vez en la historia en 2016 en las Naciones Unidas, durante la administración de Barack Obama (2009-2017), esta vez, Estados Unidos decidió implementar una política que ha sido descrita como ‘obsoleta’ por las propias autoridades estadounidenses.
Hace doce meses, el cambio en la votación fue histórico, porque Washington reconoció que su estrategia para aislar a Cuba solo había aislado a los EE. UU. durante más de medio siglo.
Días antes de la votación en las Naciones Unidas el 1 de noviembre de 2017, la portavoz del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Heather Nuert, señaló que el cambio subrayó «el nuevo enfoque sobre Cuba» defendido por el presidente republicano Donald Trump, que se volvió presidente el 20 de enero, este año.
Dicho enfoque tuvo algunos logros alcanzados durante la administración Obama y fue ratificado por Trump en Miami, Florida, el 16 de junio.
Esa postura se vio reforzada por un espectáculo a medias sobre presuntos incidentes acústicos contra diplomáticos estadounidenses en La Habana.
El cambio radical en las relaciones con Cuba se reflejó en las Naciones Unidas, donde Cuba presentó una resolución exigiendo el fin del bloqueo estadounidense desde 1992.
Por vigésima sexta vez consecutiva, Cuba obtuvo una abrumadora victoria diplomática, ya que 191 de los 193 Estados miembros de la ONU votaron a favor de su resolución.
El resultado fue el mismo que en los dos años anteriores: Cuba es apoyada en su demanda para que se levante el bloqueo económico, mientras que Estados Unidos está cada vez más aislado.
DAÑO POR EL BLOQUEO
El bloqueo viola la Carta de la ONU, es una violación de los principios de no intervención en los asuntos internos de las naciones y la libertad de comercio internacional, como denunciaron los políticos de todo el mundo.
En su discurso ante la Asamblea General de la ONU, el canciller cubano Bruno Rodríguez dijo que esta política está más vigente que nunca, sobre todo por la determinación de la administración de Trump de intensificarla.
El jefe de la diplomacia cubana denunció que esta política es una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos de los cubanos y un acto de genocidio, ya que pretende sofocar económicamente al pueblo.
Rodríguez subrayó que el bloqueo es también el mayor obstáculo para el desarrollo económico y social de Cuba y para la implementación del Plan Nacional, en sintonía con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU.
Aseguró que las estimaciones de las instituciones cubanas muestran que el daño económico del bloqueo de abril de 2016 a junio de 2017 incrementó a 4.305 millones de dólares.
Sin embargo, desde su implementación en 1962, el daño total por el bloqueo ha incrementado a 130,178 billones de dólares a precios actuales.
Tomando en consideración la depreciación del dólar frente al oro en el mercado internacional, las pérdidas por el bloqueo total ascienden a 822,280 millones de dólares, según la resolución presentada por Cuba a las Naciones Unidas.
En la resolución titulada «Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba», el Ministerio de Economía y Planificación estima que el país necesita entre 2 y 2.500 millones de dólares en inversiones extranjeras directas para lograr su desarrollo económico.
* Periodista en la Mesa Nacional de Prensa Latina.
Traducido del inglés por Alejandra Llano