Los principales sindicatos se manifestaron contra el gobierno sin avanzar hacia la emblemática plaza Taksim de Estambul, epicentro de la ola de protestas que sacuden el país desde hace 20 días, para evitar un espiral de violencia.
En el marco de una huelga general de 24 horas que escaló el conflicto que vive el país euroasiático, los sindicatos protagonizaron una protesta pacífica aunque esto no impidió que la policía reprimiera a algunos manifestantes que en Estambul desafiaron la orden de acercarse a Taksim.
Los enfrentamientos, menos intensos que en las últimas jornadas, se registraron en el distrito de Sisli Osmanbey y en Beyoglu, donde la la policía volvió a lanzar gases lacrimógenos, chorros de agua y balas de goma a los manifestantes.
Los sindicatos, que denunciaron la deriva represiva del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, no lideraron masivas movilizaciones como se esperaba después de dos días de violencia policial contra manifestantes en las calles de Estambul y Ankara, donde fueron las principales protestas.
A pesar de ello, la tensión continúa siendo máxima, ya que varios manifestantes consultados por Télam aseguran que la gente seguirá luchando e intentará llegar a Taksim.
En la víspera, el gobierno turco advirtió que el Estado “considerará miembros de organizaciones terroristas” a cualquier persona que se encuentre en Taksim o el colindante parque Gezi, donde el sábado desalojó por la fuerza a los manifestantes.
Y ante la convocatoria sindical amenazó con utilizar las Fuerza Armadas si la actuación policial no es suficiente para acabar con la ola de movilizaciones que sacuden al país.
«Lo que se requiere de nosotros es acabar con las protestas que sean ilegales. Está la Policía y si no es bastante la Gendarmería. Y si no basta, las Fuerzas Armadas. La ley nos da esa autoridad», aseguró el viceprimer ministro Bullent Arinc, en una entrevista televisada, recogida por la versión digital del diario Hurriyet.
“Pido a los servidores públicos que no participen de acciones ilegales”, afirmó por su parte el ministro de Interior, Muammer Guler en conferencia de prensa desde Ankara, capital de Turquía.
El sábado pasado, la policía desalojó violentamente del parque Gezi a miles de manifestantes que habían acampado contra su demolición y cuya represión inicial derivó en la mayor movilización en Turquía de la última década y en un símbolo contra el autoritarismo de Erdogan.
Tras el desalojo, cientos de miles de personas se lanzaron a las calles en Estambul e intentaron llegar a Taksim para protestar contra la violencia y pedir la dimisión de Erdogan.
Frente a los acontecimientos, los sindicatos convocaron para hoy una huelga de 24 horas y movilización contra la represión en todo el país.
La Confederación Sindical de Funcionarios (KESK) y la Confederación de Sindicatos Obreros Revolucionarios, habían llamado a sus simpatizantes a reunirse en la calle Istikal, a la atura del túnel de Beyoglu, desde donde marcharían hacia Taksim por la céntrica calle comercial.
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Sin embargo, el operativo policial desplegado en el lugar frenó el avance de los manifestantes que se concentraron allí durante varias horas al grito de “Todo es Taksim, la resistencia está en todas partes”.
Entre los convocantes también había asociaciones de médicos, ingenieros y arquitectos y otros profesionales, aunque muchos de los participantes eran los mismos que protestan en las calles desde hace días. “Tayyip dimisión”, “Tayyip dimisión”, gritaban los manifestantes.
“Nadie quiere que haya más violencia, pero tampoco vamos a permitir que sigan controlando nuestras vidas. Erdogan tiene que renunciar, es un dictador”, afirmó a Télam Mehmet Bona, un profesor universitario, preparado con casco y máscara de gas en caso de una carga policial.
“No queremos más muertes. Queremos dar el mensaje de que estamos aquí por la paz y la democracia” había declarado Kani Beko, presidente del DISK, a la emisora Halk TV.
“El gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, islamista moderado) de Erdogan, lanzó una ofensiva contra la nación, que se resiste a entregar sus derechos y libertades con su constante resistencia”, dijeron los sindicatos en un comunicado.
“Somos la fuerza de producción y vamos a resistir”, aseguró uno de los líderes sindicales en Estambul, mientras pedía calma a los manifestantes ante un retén policial que impedía el paso hacia Taksim, a más de un kilómetro de distancia.
Tras la retirada de los sindicatos, grupos de manifestantes permanecieron allí y otros lograron acercarse más a Taksim, y en ambos casos fueron dispersados por la policía.
Lo mismo ocurrió en Sisli, donde otros sindicatos actuaron de la misma forma.
Los enfrentamiento de la noche del domingo dejaron unos 500 detenidos, 390 solo en Estambul, según fuentes del Colegio de Abogados de la ciudad, citado por la prensa local.
Entre los detenidos hay varios periodistas turcos, según denuncian varios medios y la plataforma de Solidaridad con Taksim, representante de los manifestantes que iniciaron las protesta.
Desde que comenzaron las protestas, al menos cuatro personas murieron en todo el país en incidentes relacionados con las manifestaciones antigubernamentales, mientras que miles resultaron heridos y detenidos.
El domingo Erdogan defendió ayer su dura posición contra los manifestantes arropado por una multitud de seguidores en un acto electoral en Estambul de cara a las elecciones municipales de marzo de 2014.