Kevorkian, quien pasó más de ocho años tras las rejas (1999-2007) por colaborar en un suicidio que fuera grabado y difundido por televisión, reconoció haber ayudado a 130 personas a morir.
En 2007 salió en libertad bajo la condición de no asistir más suicidios.
Su campaña por el derecho de las personas de decidir el fin de sus días comenzó en 1990, al permitir que un paciente con Alzheimer se matara al utilizar el Thanatron, máquina de muerte, según la denominación del patólogo.
El artefacto diseñado por el médico permitía a los pacientes autoadministrarse químicos letales para terminar con sus vidas.