Son demasiadas las trampas que hemos visto en las diferentes elecciones fraudulentas de nuestro continente, como para poder pensar que no se desplegará mañana el mismo oficio en los locales de votación peruanos.

El clima incierto y polarizado en el que acudirán los 19,9 millones de peruanos a las urnas para optar entre el candidato de la izquierda Ollanta Humala y la derechista Keiko Fujimori, en una segunda vuelta presidencial con un desenlace imposible de prever, se debe en una importante medida a la manipulación de las encuestas que han estado haciendo campaña sostenida por la hija de Fujimori a expensas del nacionalista, si bien en los últimos días no han podido seguir escondiendo la tendencia al «empate técnico».

Las elecciones para elegir al sucesor de Alan García se realizarán entre las 8 de la mañana y las 4 de la tarde del domingo, y pondrán fin a una agresiva campaña a la que ambos candidatos llegan con heridas políticas. Los primeros resultados oficiales empezarán a conocerse a partir de las 20 horas, según las autoridades de la Oficina Nacional de Procesos Electorales.

El 34% de la población peruana vive en condiciones de pobreza inhumana y Ollanta levanta la esperanza de poder ganar dignidad con programas para combatir la inequidad similares a los que implementa actualmente Dilma en Brasil, Cristina en Argentina, Evo en Bolivia o Hugo en Venezuela, si bien su discurso se ha moderado en lo que va de la primera vuelta al ballotage.

En cambio la congresista Fujimori, de 36 años, carga el lastre del gobierno de su padre, Alberto Fujimori (1990-2000), caracterizado por la violación a los derechos humanos y la corrupción por los que él mismo fue condenado a 25 años de prisión en 2009 y cuya liberación se teme podría producirse bajo el mandato eventual de su hija. *»Generaría una situación muy difícil, pues encontraría una oposición social muy fuerte y los problemas de gobernabilidad serían muy grandes»*, dijo el historiador Nelson Manrique.

En la primera vuelta del 10 de abril Humala resultó ganador con 31% y Fujimori 23%.

Un sondeo divulgado el viernes pone ahora a Humala con ventaja de 3,6% sobre Fujimori, en tanto otro da a Fujimori arriba por 1,2%. El jueves se habían conocido otros dos sondeos: uno a favor de cada candidato. Pero las cuatros consultas señalan empate técnico.

Ante ese escenario, la votación de los peruanos que residen en el exterior resulta muy significativa, así como cada preferencia que se marque dentro del país. Se peleará voto a voto y, como siempre sucede en situaciones de extrema tensión, la vigilancia ciudadana del proceso resulta la única garantía de transparencia.

La organización de las lineas completas de apoderados de mesa, capaces de controlar, defender y verificar el resultado del escrutinio, nos sabrá decir mañana cuál es el rumbo que la población se habrá dado.

Entre tanto, no seamos ingenuos, se moverán todas las clavijas que ambos candidatos tienen a su alcance, con el fin de lograr su victoria. Esperamos que tanto el gobierno como la misma gente asuma el rol que le compete en estas circunstancias: velar por la transparencia, la no violencia y asegurar todas las condiciones que impidan el fraude.