Más de 50 mil personas en Atenas, 10.000 de Salónica, 8000 en Patras, 1.500 en Heraklion y miles más en otras ciudades llegaron a las manifestaciones simultáneas del Día 1. La configuración es similar a España, sin banderas, sin colores, sin partidos políticos, un buen espíritu, un estado de ánimo apacible y una cultura de demostración muy elevada que permite a las personas en toda Grecia dar el primer paso y declararse dispuestas a proceder. Por un lado es evidente que el período de un año en el marco del «Memorándum» (las medidas de austeridad impuestas a los griegos) ha cambiado radicalmente las condiciones económicas y psicológicas de la población que como resultado ha perdido completamente la fe en el sistema político. Y la principal demanda es la misma: DEMOCRACIA REAL YA, no a la corrupción política y si a la salida del país de la dictadura económica de la troika (La alianza tripartita del FMI, la UE y el Banco Central Europeo).
Durante estos últimos 12 meses, todas las manifestaciones de la gente han sido bien pobres en participación y creatividad o se han convertido en un conflicto violento. Pero por el contrario, el 25 de mayo ha dado vuelta las cosas con una participación masiva, manifestaciones pacíficas y la sensación de que esta vez algo está cambiando. La gente recuerda la caída de la dictadura en 1974, incluso recordando frases de la época como el famoso «pan, educación, libertad», pero la mayoría siente que una nueva esperanza va en aumento basada en el espíritu de la no violencia activa. La democracia formal ha caído a la vista de la multitud, ya que se han dado cuenta de que ya no pueden confiar en este sistema corrupto. Y, además, que a veces se puede superar este denso proceso de frustración y experimentar momentos en que el sentir de la gente que nos rodea inspira la visión de un mundo mejor. La penalización de la libertad de soñar ya no es válida.
La gente está empezando a darse cuenta de que sus vidas son mejores sin miedo, venganza y violencia en su vida personal y social; y por último, que viven mejor cuando están listos para hacer valer las condiciones en que ellos quieren vivir
Una nueva civilización está surgiendo, la civilización de la no violencia. Los sicarios económicos de todo tipo (políticos, banqueros, militares, el FMI, etc.) han provocado este despertar, mucho más que la necesidad de contar con un estándar de vida más decente; han despertado una revolución moral que ha sometido a juicio a todas las diferentes formas de opresión ejercidas por este sistema violento. Han causado que la gente se imagine viviendo en un mundo libre de violencia. Y como sabemos todos los grandes pasos en la historia humana han comenzado cuando nos hemos permitimos imaginarlos.
Esta revolución nos está cambiando, tanto externa como internamente. Externamente, porque creemos que ha llegado el momento del colapso de esta monstruosidad internacional que es el sistema monetario. Nos sentimos más cerca de África, nos sentimos más cerca, en general, a la cifra escandalosa del 80% de la población mundial que vive con menos de 2,50 dólares de EE.UU. al día. Nos sentimos más cerca de la amenaza de 5.000 bombas nucleares en el planeta que están listas para ser disparadas de inmediato, nos sentimos más cerca de Fukushima, más cerca de Libia. Nos sentimos más cerca de todos los países que han sido invadidas por el FMI que ha ignorado las necesidades de la población local y en su lugar les ha impuesto la pobreza. Pero esta revolución también nos está cambiando internamente. Debido a que nos estamos empezando a sentir listos a reconocer la violencia dentro de nosotros, listos para establecer relaciones más sanas con nuestras familias y amigos, listos para construir con solidaridad, listos para aprender a tratar a los demás como nos gustaría ser tratados, dispuestos a abandonar este «cómodo” letargo que sentimos y empezar el verdadero viaje de nuestras vidas, la búsqueda de un sentido en la vida que una en una misma dirección lo que pensamos, lo que sentimos y, por último, lo que hacemos.
Nuestra causa es profunda, nuestros medios son correctos, nuestro espíritu es fuerte.