El número de personas con 10 años de edad o más que poseían un aparato celular en 2015 de acuerdo con el IBGE era de 139,1 millones. Una gran parte de la población brasileña.
Uno de los problemas recurrentes es la falta de memoria interna de los aparatos. Haciendo que los usuarios tengan que realizar una verdadera limpieza en sus celulares constantemente. Abriendo y estropeando muchas veces archivos importantes.
Científicos británicos han inventado un cristal del tamaño de una moneda que almacena 360 terabytes por hasta 13 mil millones de años. Para tener una idea la edad del Universo según las más recientes investigaciones gira en torno a los 13.300 millones de años. Nuestro sistema solar, 4.600 millones de años. El país con mayor expectativa de vida del mundo entero es Japón con 86 años. Esto representaría sólo el 0000000,61% del tiempo que el cristal podría sobrevivir.
Tal invención nos recuerda a la memoria de cristal del Superman, que se ve en películas y series del personaje. Los cristales servían como «pendrives». La nueva invención puede traer la ficción a la realidad.
La invención fue creada por investigadores de la Universidad de Southampton – Universidad de Southampton, Reino Unido. El método 5D, por hacer una grabación en 5 dimensiones, puede grabar archivos más simples debido a su proceso complejo.
Ya se ha grabado una versión de la Magna Carta (Constitución inglesa) y de la Biblia. El cristal todavía puede sobrevivir a temperaturas de hasta 1000 grados centígrados. Lo que lo hace muy resistente.
La moneda de cristal tiene capacidad para almacenar todo el conocimiento producido por la humanidad.
«Un camino que creamos para preservar documentos e información para las futuras generaciones», dijo uno de los investigadores, Peter Kazansky
Existe una historia del almacenamiento del conocimiento humano. Comienza con la invención de la escritura cuneiforme en Mesopotamia 4 mil años antes de Cristo. Continúa con la invención del papiro por los egipcios, por el papel por los chinos
La invención de la prensa por Gutenberg, en el siglo XVI, ayudó a difundir el conocimiento, pues hasta entonces era muy caro la producción de los libros. Los mismos eran copiados a mano y protegidos bajo 7 llaves.
Desde entonces, cilindros de cera, cintas magnéticas y microchips protagonizaron cada uno en su época, una revolución en cómo el conocimiento era almacenado. Los buenos y viejos disquetes todavía quedan en la memoria de mucha gente.
«Esta tecnología puede asegurar la última evidencia de nuestra civilización – todo lo que aprendemos no puede ser olvidado», dijo el mismo científico.