La irrupción de la ultraderecha, la aparición del Frente Amplio, las duras negociaciones que se vienen en el futuro Congreso y el debacle de las encuestas. El mapa político del país cambió definitivamente
Las elecciones que se realizaron el pasado domingo trajeron una serie de sorpresas que no estaban contempladas en las mediciones y sondeos que se hicieron durante el período de campaña, como la irrupción de nuevos actores en el Congreso y la salida de figuras emblemáticas.
Como hacía tiempo no sucedía, el reacomodo de fuerzas fue la tónica que marcó el proceso y que definirá la forma en que se desarrollará la política gubernamental durante, al menos, los próximos cuatro años en el caso de los diputados y ocho en el caso de los senadores. Por eso, en El Desconcierto te explicamos los puntos claves para entender el escenario en que queda la política para los años que se vienen.
1. La irrupción de la ultraderecha de Kast
Además de que Piñera obtuvo una votación más baja de la proyectada (36,6%) –y menor a la que recibió en la primera vuelta de 2009 (44%)–, y la arremetida de Beatriz Sánchez en una estrecha disputa por el segundo lugar (20,2% contra un 22,6% de Guillier), uno de los resultados que sorprendió fue la irrupción del ultraderechista José Antonio Kast en el cuarto lugar, con un 7,93% de la votación, muy superior a las pronósticos de las principales encuestas (CEP y Adimark), que lo situaban con una adhesión de entre un 2 y 2,7%.
Durante toda la campaña, el diputado generó polémicas e indignación en redes sociales debido a que enarboló un discurso abiertamente conservador y con marcados tintes de anti-inmigración y racismo, además de su férrea defensa a los militares condenados por violaciones a los derechos humanos en dictadura y su postura de mayor flexibilidad en el acceso a armas. Kast, además, mostró su rechazo a proyectos insignes de la administración Bachelet, como la despenalización del aborto en tres causales, y a iniciativas que abogan por un avance en la agenda de género (contrario a la “ideología de género”).
El avance del ex militante UDI se tradujo en más de medio millón de votos, que en gran parte migraron del apoyo a Piñera, gracias a una campaña enfocada al conservadurismo más duro y al mundo evangélico -que incluso estrenó a su primer diputado en esta elección-. Algo que además responde a un fenómeno mundial de renovación de la derecha, que tiene como principales iconos a la elección de Donald Trump en Estados Unidos, el Brexit en Inglaterra y el avance de la derecha en gobiernos europeos.
2. El debacle definitivo de la Concertación
Por primera vez en 27 años, la centro-izquierda llegó con dos candidatos presidenciales a la primera vuelta: Carolina Goic (DC) y Alejandro Guillier (independiente apoyado por el PS, PC, PPD, PR, IC y el MAS). Esto evidencia las fuertes contradicciones que existen al interior del conglomerado de gobierno, que duró solo un período presidencial bajo el rótulo de ‘Nueva Mayoría’.
Si hay algo que confirma esta elección es sin duda la debacle definitiva de la Concertación como gran polo captador de la centro izquierda en Chile. La Democracia Cristiana, por ejemplo, no solo sufrió con un paupérrimo 5,88% de Carolina Goic, sino que en la elección parlamentaria pasó de tener el 15,5% de los votos en 2013 a un 10,2% en 2017. Bajó de 21 a 13 diputados.
En tanto, el Partido Socialista -el otro gran eje de la otrora Concertación- también bajó su votación, quedando en un 9,7%, pero con la gran cifra de 19 diputados, debido a la distribución electoral que realizaron en sub-pactos a lo largo del país.
Las elecciones dejaron fuera a figuras históricas de la Concertación como Andrés Zaldívar (DC), Ignacio Walker (DC), Camilo Escalona (PS) y Osvaldo Andrade (PS). Y con ellos, queda atrás la cultura binominal que por tantos años dominó la política.
3. El Frente Amplio, la nueva fuerza
Lejos del menos de 10% que le daban las encuestas, el 20,2% obtenido por Beatriz Sánchez y los 20 diputados dejan al conglomerado en un escenario de mayor poder en el Congreso.
Sin duda la gran clave de estas elecciones es que el Frente Amplio logró salir de la caricatura elitista concentrada en Providencia-Ñuñoa y penetrar en sectores populares. Fue una total sorpresa, por ejemplo, que Beatriz Sánchez sacara primera mayoría en Puente Alto, territorio dominado por Manuel José Ossandón y a cuyos votantes no pudo llegar Sebastián Piñera.
En Maipú, la comuna más grande de la capital, Sánchez quedó apenas mil votos abajo de Piñera. Estos resultados impulsaron que la candidata del Frente Amplio lograra la segunda mayoría en la Región Metropolitana, por sobre Alejandro Guillier.
Punto aparte es Valparaíso, que gracias al alcalde Jorge Sharp parece transformarse en el bastión nacional del Frente Amplio. En dicha ciudad, Sánchez superó a Piñera por 12 mil votos y a Guillier por 20 mil. Esto, a su vez, se trasladó a la elección de dos diputados (Camila Rojas y Jorge Brito) y de un inédito senador (Juan Ignacio Latorre de Revolución Democrática) para el joven conglomerado.
Con dichos números, en el comando de Sánchez sacan cuentas alegres, sobre todo porque fue una campaña armada sobre la hora y enfocada a las ciudades grandes. De ahora en adelante, con un mayor despliegue territorial a lo largo del país, esperan seguir creciendo.
4. Otra vez fallaron las encuestas
Las predicciones de las principales encuestas, una vez conocidas las votaciones, pasaron a ser uno de los temas más comentados. Las grandes diferencias entre ellas y los resultados obtenidos por Beatriz Sánchez y José Antonio Kast evidencian la incapacidad de lectura de las mediciones ante la aparición de nuevos actores.
Por ejemplo, todas las encuestas, incluida la todopoderosa CEP, daban a Piñera sobre un 40%.
Las mediciones pudieron medir, con cercanía, los números de Guillier, Goic y ME-O, pero fracasaron rotundamente con Piñera, Kast y Sánchez, que fueron precisamente los números que revolvieron toda la elección presidencial.
En las parlamentarias, ninguna siquiera mencionó el nombre de Juan Ignacio Latorre (RD) a la hora de hablar de senadores para la V Región, así como tampoco se preveía que Renovación Nacional obtuviera más diputados que la UDI.
5. Chile Vamos domina una polarizada Cámara de Diputados
Con el cambio de sistema electoral, ahora serán 155 los diputados que integrarán la Cámara. De ellos, cerca de la mitad estará ocupada por militantes de Chile Vamos: 36 RN, 31 UDI y 6 Evopoli.
La sorpresa estuvo en Renovación Nacional, que aumentó considerablemente su votación y pasó de 14 diputados a 36. En la derecha el otro gran ganador es Evopoli, que no solo metió 6 diputados, sino que logró 2 senadores gracias a la impresionante votación de Felipe Kast en La Araucanía.
La UDI fue el único partido de derecha que bajó su votación y quedó reflejado en el nuevo Congreso.
Pese a todo, con 73 diputados, Chile Vamos es la mayoría innegable de la Cámara. En el Senado se repite la lógica, con 19 representantes para la derecha. Sin mayoría simple, la nueva correlación de fuerzas obliga a que -en un eventual gobierno de Piñera- se negocie con sectores moderados de centro.
La debacle parlamentaria estuvo de parte de la Nueva Mayoría que tras la votación 2013 controló la Cámara de Diputados. Ahora, los partidos sin la Democracia Cristiana lograron 43 representantes. La Falange, por su parte, obtuvo 14. Como coalición bajaron notoriamente su votación y su cantidad de parlamentarios.
En el Senado, si bien la derecha es mayoría, las listas de Fuerza de Mayoría y la Democracia Cristiana juntas alcanzan más votación.
La novedad está sin duda en el Frente Amplio. Pasaron de 3 diputados a tener 20, el control del 12% de la Cámara, eventualmente clave para futuras votaciones.
6. ¿Fracaso de la ley de cuotas?
Por primera vez, una elección parlamentaria obligó a los partidos a tener un 40% de mujeres en sus candidaturas. Apenas inscritas, se armó la polémica, pues muchos reclamaron que los partidos inscribieron mujeres de “adorno” para cumplir la ley y que no tenían reales posibilidades de ser electas.
Los resultados muestras que las mujeres representan el 22,7% del nuevo Congreso, por sobre del 15,8% de la elección de 2013, pero muy por debajo de la propia cifra de la ley de cuotas.
Lo cierto es que cinco nuevas senadoras estarán en el Senado y 36 nuevas diputadas. La comparación con los hombres sigue siendo bastante menor, aunque mejor que las cifras anteriores.