Es que Antonio Skármeta no solamente había invitado a Cristian Warnken y a Juan Gabriel Valdés para que presentaran con maestría literaria el primero e ironía política el segundo, su nueva obra editada por Planeta y que ha ya recibido el Premio Iberoamericano de Narrativa.
El escritor tenía preparadas varias otras sorpresas para un público nostálgico de grandes odiseas, salpicado de jóvenes admiradores y ansiosos de ellas.
De hecho, durante la proyección de las imagenes de la que fuera la franja televisiva de la opción por el NO en el Plebiscito del año 88, en el que *»sin odio, sin violencia»* la enorme mayoría de los chilenos marcaron su opción por el fin de la dictadura militar, no faltaron los suspiros y los aplausos por una gesta que muy bien retrata Skármeta en los personajes de su historia.
Entre ellos, la figura presente no sólo en las páginas de la obra que veía la luz recién ese día, sino también entre el entusiasta público figuraba Florcita Motuda, también conocido como Raúl Alarcón.
El músico humanista no dudo un instante cuando el literato lo invitó a subir al escenario para entonar el famoso *»Vals del NO»* que se convirtiera de algún modo en el himno de tantos David que se las ingeniaban para triunfar sobre Pinochet. Y lo hizo con tal entusiasmo, vitalidad y energía, que permitió revivir los coloridos momentos de la victoria sobre la opresión, de la libertad sobre el oscurantismo.
No sólo. En el climax del encuentro, con la platea de pie, conmovida y cantando a voz en cuello, la última estrofa del Danubio Azul se tranformó con la conducción del irreverente cantante en un gritado y efervescente **»Las represas NO!, Patagonia NO!, todos juntos por el NO!»**