El pasado domingo 8 de octubre, el pueblo maya de Homún realizó una auto-consulta para decidir sobre la instalación de un megaproyecto porcícola, el cual consta de una granja de alrededor de 45 mil cochinos. Según pobladores, investigadores y asesores legales, dicha granja contaminaría enormemente el agua, al mismo tiempo en que afectaría la principal actividad económica: el ecoturismo en cenotes. Es importante señalar que dicho pueblo forma parte de la reserva ecológica de “anillo de los cenotes” y de la “laguna de Yalajau”. Sin embargo, a las autoridades municipales, estatales y federales esto no les ha importado para otorgar los permisos correspondientes.
De acuerdo con los protocolos para realizar consultas, el pueblo de Homún realizó una autoconsulta organizada por el colectivo ka’anan ts’onot (guardianes de los cenotes), por lo cual se realizaron asambleas informativas a las cuales se invitó a las autoridades de la Secretaría de medio ambiente y recursos naturales (Semarnat) y Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente de Yucatán (SEDUMA), mismas que no acudieron, al igual que los empresarios. Sin embargo, durante la asamblea informativa, hicieron públicas las preguntas que tiene el pueblo de Homún para las autoridades: Qué dice la evaluación de impacto social que presentó la empresa y por qué dieron el permiso a la granja si no se le consultó al pueblo.
Los habitantes de Homún hicieron uso del “derecho a la libre determinación del pueblo maya”, mismo que es reconocido por la Constitución Política del estado de Yucatán (art. 7 bis) y por tanto, a decidir sobre el uso de su territorio. De esta manera, el domingo se realizó la fase de deliberación de la autoconsulta, para lo cual se instalaron dos urnas en el domo de la plaza principal durante casi todo el día, con las cuales quedó manifiesto que no quieren que se instale la granja porcícola: 772 habitantes votaron en contra frente a 52 que dijeron que sí y 5 votos nulificados.
Al igual que en la fase informativa, para la deliberación tampoco asistieron autoridades federales, estatales y locales, pese a que se les invitó a través de un oficio firmado por los representantes de ka’anan ts’onot. Sin embargo, el pueblo maya de Homún realizó su autoconsulta frente al notario público número 10, pero sobre todo, frente a otros representantes de distintos pueblos mayas de la Península: concejales del Pueblo Maya de Yucatán del Concejo Indígena de Gobierno (CIG) del Congreso Nacional Indígena (CNI); Unión de Pobladores y Pobladoras en defensa de la tenencia de la tierra y los recursos naturales de Chablekal; ejidatarios en defensa del territorio de Chocholá, encabezados por Claudia Cob, actualmente es la única mujer en Yucatán que preside un comisariado ejidal; representantes de distintos pueblos del municipio de Hopelchén, Campeche (en donde se está realizando una consulta frente a la siembra de soya transgénica de la empresa Monsanto); además, estuvieron acompañados por los asesores jurídicos del equipo Indignación, promoción y defensa de derechos Humanos; asistieron como observadores personal del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Yucatán; por último se contó con personal de la policía municipal y estatal-coordinada, sin ningún altercado.
El pueblo de Homún está buscando que sea reconocido su derecho de decisión colectiva sobre su territorio, sobre sus actividades económicas, sobre su forma de organización y decisión colectiva. Toca esperar ahora la respuesta que darán las autoridades frente a dicha decisión, la cual no es menor, sino que es el derecho a decidir sobre el territorio como pueblo originario y al de realizar una autoconsulta frente a un estado que está acostumbrado a “pactar” con empresarios, con los ricos, en favor de megaproyectos extractivistas, que pasan por encima de las decisiones del pueblo maya con el fin de despojarlo de su territorio y sus recursos.
La reacción de Homún ha sido la de recordarle a los gobernantes lo que tan enfáticamente dijeron durante la fase informativa: “En el pueblo, manda el Pueblo” y en uso de dicho derecho es que los mayas de se están organizando para hacer frente a la complicidad gobierno-empresa para recordarles el poder de decisión que tienen los pueblos originarios. Por último, quienes acudimos, pudimos presenciar cómo se estuvieron hondeando banderas con los colores de los cuatro rumbos mayas: rojo, negro, amarillo y blanco, mismas que nos gritaban como el pueblo maya de Yucatán sigue y seguirá en resistencia y en defensa de sus derechos.