En algún momento, nuestros legisladores deben entender que estos no son simplemente desastres naturales. Su fuerza, severidad y costo humano se intensifican por nuestra adicción a los combustibles fósiles.
Por Wenonah Hauter para Common Dreams
Semanas atrás, Trump habló de fuego y furia con respecto a Corea del Norte. Pero esta temporada de huracanes e incendios sobrecargados está desatando su propio fuego y furia en los Estados Unidos, mientras que Trump sigue siendo impermeable a los hechos de cómo los combustibles fósiles contribuyen a estos desastres.
Nuestros corazones están con aquellos cuyas vidas y familias fueron devastadas por Harvey, y aquellos que actualmente están luchando contra Irma en el Caribe y se preparan para ello en Florida, Georgia y Carolina del Sur. Nuestros pensamientos también están con las comunidades que luchan por proteger sus hogares e infraestructura crítica de incendios ardientes. Y estamos con las comunidades de color y las comunidades de bajos ingresos, que soportan el peso de estos impactos y que cargan desproporcionadamente el peso de la contaminación ambiental.
En algún momento, nuestros legisladores deben entender que estos no son simplemente desastres naturales. Su fuerza, severidad y costo humano se intensifican por nuestra adicción a los combustibles fósiles.
Necesitamos comida, agua y refugio para sobrevivir y prosperar. El cambio climático está alejando todo eso de la gente de hoy. En Portland, los primeros que están dando respuesta luchan para proteger el depósito de agua potable de la ciudad de la quema de fuego en la garganta del río Colombia. En Texas, decenas de sistemas de agua potable fueron cerrados y el sistema de Houston no funcionó durante horas debido a las inundaciones de Harvey. Nuestra infraestructura ya está sufriendo de falta de inversión y ahora tenemos que hacer frente a los desastres que amenazan nuestro acceso al agua y al saneamiento de una manera más frecuente -que interrumpirá cada vez más nuestro suministro de alimentos y pondrá en peligro nuestros hogares, nuestras posesiones y nuestras vidas.
Mientras tanto, tenemos a Trump que continúa liderando la batalla de negación en Washington. Otro que niega el problema del clima fue nombrado para dirigir una importante agencia gubernamental, la NASA. Y en un discurso pronunciado en una refinería de petróleo de Dakota del Norte esta semana, Trump dijo que simplemente haría que la sequía se «marche», mientras promocionaba sus propios esfuerzos para promover oleoductos, incluso mientras el país arde y se inunda de costa a costa.
Afortunadamente, hay liderazgo en Washington para abordar la crisis climática a nivel federal. El Representante Tulsi Gabbard acaba de presentar la Ley Fuera de Combustibles Fósiles, copatrocinada por los Representantes Jamie Raskin, Barbara Lee, Nanette Barragán, Ted Lieu, Jan Schakowsky y Keith Ellison. Esta legislación asume el desafío de lo que la ciencia requiere para evitar lo peor del caos climático que aún está por delante, mientras exige una transición justa y rápida a las energías renovables. Y hay un creciente movimiento popular para construir el futuro energético que necesitamos en todo el país. No ocurrirá a tiempo de poder hacer frente al fuego y la furia reinando sobre nosotros ahora, pero si actuamos inmediatamente, podremos evitar los peores impactos que el caos climático nos depara a nosotros y a nuestros hijos.