La justicia norteamericana declaró culpable el miércoles a los tres activistas antinucleares después de que la monja católica Megan Rice junto a otros dos de sus compañeros, Michael Walli, de 64, y Greg Boertje-Obed, de 57, ambos veteranos de guerra de Vietnam, entraran el pasado mes de julio en las instalaciones de Y-12, en Oak Ridge, situado en el estado sureño de Tennessee.
Los culpables por “atentar” contra la defensa nacional de Estados Unidos, rompieron la valla de entrada para acceder al Complejo de Seguridad Nacional Y-12, tras su entrada en el centro, donde permanecieron varias horas, dejaron pinturas mostrando su rechazo a las armas nucleares y notas citando a la Biblia.
“Cuando interfieres con la Y-12, estás interfiriendo con la defensa nacional”, indicó el fiscal asistente del caso, Jeff Theodore, citado por el diario local norteamericano ‘Knoxville News Sentinel’.
Según los funcionarios del centro, los daños físicos causados han sido estimados en ocho mil dólares, pero el director federal de la planta de armas nucleares, Steve Erhart, asegura que el tema se fundamenta en la ruptura de las medidas de seguridad, ya que un centro de fabricación y almacenamiento de materiales nucleares fue fácilmente accesible.
Los tres culpables insistieron en que solo pretendían protestar simbólicamente en contra de la producción de armas nucleares.
En la citada instalación, uno de los principales centros de almacenamiento nuclear en el territorio norteamericano, se producen elementos de uranio para cabezas nucleares al tiempo que se desmontan viejas armas nucleares.