Japón sigue arrojando agua sobre los reactores al tiempo que intenta reparar un cable de energía eléctrica que podría ayudar a reiniciar las bombas de agua necesarias para enfriar las barras de combustible sobrecalentadas. Por primera vez, los ingenieros japoneses admitieron que habían considerado enterrar los reactores nucleares bajo arena y concreto, el mismo método utilizado para sellar grandes filtraciones en la planta de Chernobyl en 1986. En la Casa Banca, el Presidente Barack Obama dijo que la radiación del reactor japonés no llegaría a Estados Unidos. También anunció una revisión de las plantas nucleares del país.
Obama afirmó: *»No se prevé que lleguen niveles perjudiciales de radiación a Estados Unidos, ya sea la costa occidental, Hawai, Alaska o los territorios estadounidenses del Pacífico. Nuestras plantas nucleares han sido sometidas a estudios exhaustivos y declaradas seguras para varios tipos de contingencias. Pero cuando vemos una crisis como la de Japón, tenemos la responsabilidad de sacar conclusiones de este hecho y aprender las lecciones que nos permitan garantizar la seguridad y protección de nuestro pueblo»*.
La cantidad de fallecidos y desaparecidos en Japón por causa del devastador terremoto y tsunami superó las 16.000 personas. Se trata del desastre natural más letal que haya golpeado a Japón en casi un siglo.