Por Leonardo Cancino
Esta es, probablemente, una de las preguntas más recurrentes que se nos ha formulado a quienes, formando parte del Frente Amplio, sostenemos que es Beatriz Sánchez la mejor carta con que cuenta nuestra naciente coalición. La pregunta no es fácil de responder por varios motivos: ambos cuentan con un buen manejo comunicacional; tienen posiciones similares sobre temas fundamentales; sus matices dan cuenta de la pluralidad de posiciones al interior del conglomerado; y, cualquier diferencia que se trate de esgrimir a favor de uno puede dar pie para fracturar o retrotraer a momentos previos el mérito de la unidad alcanzada. Pese al riesgo, es una pregunta que no debe dejar de responderse.
Además de sus liderazgos más conocidos, dos cuestiones han distinguido la conformación y propuestas del Frente Amplio. La primera, es que éste conlleva un proceso de democratización acelerada, permitiendo encausar y articular el deseo de construir comunidad política a la población excluida hasta ahora. En mi opinión, es Beatriz Sánchez quien ha hecho carne este compromiso y puede potenciar dicho objetivo. Prueba esto, el que, pese a que en ocasiones le ha jugado en contra el carecer de ciertas respuestas, se ha mantenido en espera y receptiva hacia el programa conjunto. En su caso, sería un contrasentido esgrimir la participación vinculante y a la vez, plantear propuestas programáticas del todo acabadas antes de que la ciudadanía se exprese. Una estrategia arriesgada que se explica por la intención de encarnar un proyecto colectivo. A diferencia -y no en oposición-, la apuesta de Alberto Mayol prefigura un liderazgo con tintes patriarcales, en el que el “yo” tiene preeminencia sobre el “nosotros”; un liderazgo en que la urgente búsqueda de seguridad y de respuestas, le restan méritos a la participación colectiva.
La segunda cuestión que ha caracterizado al Frente Amplio, refiere a la voluntad por articular sensibilidades políticas más allá de las convocadas por las predecesoras coaliciones o candidaturas de izquierdas. Para lograr este propósito, es necesario sobrepasar las adhesiones actuales, que tal como lo consigna la última encuesta CEP se encuentran en parte en sectores socioeconómicos medios, pero fundamentalmente en sectores medios altos y/o con 13 años o más de escolaridad. Ambos concitan apoyo en dichos segmentos, pero solo Mayol ha optado por centrar su discurso hacia la base electoral de lo que en la década de los 90 se denominó la izquierda extra parlamentaria y, por tanto, limitando su alcance para ir más allá. Tal como ha sostenido, está pensando en las primarias y no en la primera vuelta. Estrategia del todo racional para liderar a un bloque, pero no al país. Caso distinto es el de Beatriz Sánchez, quien, por su trabajo en televisión, radio y formación como periodista; por los grupos, colectivos y partidos que la apoyan; y, por enarbolar un discurso que articula diversas identidades, extiende la llegada de la coalición a amplios sectores de la sociedad, de tal modo que cuenta con el potencial para traspasar las fronteras electorales heredadas desde el comienzo de la postdictadura.
Ambas pre candidaturas entrañan un alto compromiso con un país distinto, uno, en que la desigualdad deje de ser nuestro sello distintivo. Sin embargo, una de ellas está en mejor posición para lograrlo.
No obstante lo anterior, si ambos pre candidatos perseveran en la intención por democratizar a Chile y en articular mayorías que lo hagan posible, contarán, cualquiera resulte electo, con el apoyo de los militantes y adherentes del Frente Amplio.