Las protestas continúan y, por lo pronto, Gadafi el líder libio, también.
Pero su permanencia tiene un costo muy alto. Las informaciones provenientes del país africano dan cuenta de más de doscientos muertos a causa de la extrema violencia empleada contra los manifestantes por las fuerzas de seguridad y el temor de que esta cifra aumente en las próximas horas no es del todo infundado. En un discurso pronunciado al final de la tarde a través de la televisión libia, Gadafi amenazó a los manifestantes con la *»pena de muerte»* y aseguró *»lucharé hasta la última gota de mi sangre»*.
La desmesurada violencia con la que Muamar Gadafi respondió a las protestas contra su gobierno ha provocado varias reacciones de rechazo y peticiones de pronunciamiento claro por parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
El Consejo de Seguridad de la ONU celebró este martes, a puerta cerrada en Nueva York, una sesión de emergencia sobre la situación en Libia tras el llamado de Alemania al organismo para que actúe *»rápido»*. El embajador alemán, Peter Wittig, había asegurado que la violencia empleada por las fuerzas de Gadafi contra los manifestantes es *»realmente chocante»*.
Según el diplomático, la situación en Libia tiene implicaciones regionales e internacionales. La noche del lunes, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, manifestó su indignación por la información de que las fuerzas de seguridad de Libia habían disparado contra manifestantes desde aviones y helicópteros.
Los informes dispersos que llegan desde Libia hacen mención de por lo menos 200 muertos entre los manifestantes en varias ciudades. Ban difundió su declaración horas después de decirle al líder libio Muamar Gadafi que cesara *»inmediatamente»* la violencia.
Por otro lado, la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, advirtió a las autoridades libias que *»los ataques sistemáticos contra la población civil podrían considerarse crímenes contra la humanidad»*. *»La brutalidad con que las autoridades libias y sus mercenarios tiraban con balas reales contra los manifestantes pacíficos es inadmisible»*, indicó Pillay en un comunicado.
La sangrienta represión a manos del Ejército libio contra los manifestantes contrarios al gobierno provocó también la dimisión de altos responsables gubernamentales, entre ellos ministros, diplomáticos y militares.
El ministro de Justicia, Mustafá Abdel Jalil, dimitió para *»protestar contra el uso excesivo de la fuerza»* contra los manifestantes. Por su parte, el representante permanente de Libia en la Liga Árabe desde hacía más de una década, Abdel Moneim al Honi, anunció su dimisión para unirse a la *»revolución»* y protestar *»contra los actos de represión y violencia»*.
Desde Nueva York, miembros de la diplomacia libia, encabezados por el embajador adjunto en la ONU, Ibrahim Dabbashi, llamaron al ejército de su país a derrocar a Gadafi, un *»tirano»* al que acusan de *»genocida»*. En una entrevista con la cadena de televisión norteamericana ABC, el embajador en Estados Unidos, Ali Aujali, anunció este martes por la mañana que se niega a servir a *»un régimen dictatorial»*, y pidió abiertamente la renuncia de Muamar Gadafi.
A medida que pasaban las horas de este martes, el abandono del barco de la diplomacia libia era un hecho. En India, el embajador Ali Isawi declaró a la BBC que había dimitido como consecuencia de la violencia *»masiva»* e *»inaceptable»* contra la población civil en su país. También acusó al régimen de *»recurrir a mercenarios extranjeros»*. Paralelamente en Australia, la Embajada libia rompió relaciones con el régimen: *»Representamos al pueblo libio, pero no representamos más al régimen libio»*, declaró el consejero cultural Omran Zwed a un medio local.
Similares palabras pronunció el embajador en Malasia Bubaker al Mansori, condenando la *»masacre»* de civiles y retiró su apoyo al jefe del Estado.
En China, un diplomático libio dimitió y llamó a todo el cuerpo diplomático a hacer lo mismo y en Marruecos, un diplomático que trabajaba en el servicio de prensa de la Embajada en Rabat dimitió para protestar contra *»el exterminio diario del pueblo»* libio.
Aunque la información es muy limitada, todo indica que la oposición a la violencia aplicada por el régimen también se ha manifestado en las fuerzas armadas, consideradas hasta ahora, como el apoyo incondicional de Gadafi. Dos aviones de caza libios aterrizaron el lunes en el aeropuerto de La Valetta, en Malta. Los dos pilotos aseguraron que habían desertado tras haber recibido la orden de disparar contra los manifestantes en Benghazi.
En medio de la incertidumbre, los países de la UE empezaron el lunes la evacuación voluntaria de sus ciudadanos de Libia. Un avión militar portugués evacuó el lunes por la noche a 114 personas hacia una base de la Alianza Atlántica (OTAN) en Italia. Entre los evacuados, figuran 80 portugueses y 34 extranjeros. También los ciudadanos holandeses en Libia son evacuados.
Sin embargo, la Unión se mostró dividida sobre qué carta jugar con el líder Muamar Gadafi, con quien los europeos cuentan para contener la inmigración ilegal proveniente de esa zona.