Junio fue el mes elegido por Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) para lanzar la campaña “Ahora que lo ves, di No más” del colectivo “Ecuador dice No más”, misma que nació de las experiencias personales de los esposos Paola Andrade y Ricardo Velez, sobrevivientes de abuso sexual y que además cuenta con el apoyo de figuras como Israel Brito, Daniel Betancourt, Mirella Cesa, Karla Kanora, Andrés Gushmer, Úrsula Strenge, entre otros; el fin de dicha campaña es crear una cultura de prevención y defensa de los niños, niñas y adolescentes que, sin importar su condición social o económica, se encuentran en constante riesgo de sufrir abuso, muchas veces a manos de personas de su propio entorno.
Grant Leaity, representante de Unicef en Ecuador, ve el abuso sexual a menores como el fenómeno más desafiante a superar por el silencio que guardan las víctimas y la negativa de la sociedad a escuchar esta dolorosa realidad; aunque Ecuador ha avanzado en campos como la salud y educación, existe una gran deuda en cuanto a prevención, atención y justicia a los casos de violencia cometidos en contra de niños, niñas y adolescentes, para muestra basta ver las cifras donde una de cada cinco mujeres fue víctima de abuso sexual en la infancia y, por otra parte, aunque existen varones abusados, no se tienen números ya que no se realizan las denuncias respectivas.
El 65% de los abusos fueron cometidos por familiares y personas cercanas a los menores; a una de cada tres víctimas, no le creyeron, razón por la cual solo existe un 15% de casos denunciados; una de cada cuatro víctimas, calló por temor, vergüenza o desconfianza al sistema judicial ya que solo el 5.3% de denunciados, tuvo sanción.
Leaity y la Abg. Rossana Alvarado, Ministra de Justicia, ven necesario visibilizar la situación a través de mecanismos judiciales que propicien el acercamiento a las víctimas, unir esfuerzos entre las familias, las instituciones educativas, los centros de salud, los gobiernos locales y el gobierno nacional, creando una red de protección para los niños, niñas y adolescentes; para Alvarado, Ecuador debe identificarse y comprometerse con la campaña, reflexionando sobre lo que la sociedad ha causado al clausurarle a los menores su derecho a hablar y, además, negarse a levantar la voz con ellos, para advertir sobre un crimen que difícilmente puede superarse; por el momento, se ha logrado desnaturalizar la violencia y encender alertas a nivel de ciudadanía de que dichas prácticas no son naturales, pero siguen siendo permanentes y atraviesan todos los estratos sociales, lamentablemente se puede decir que “las violencias son democráticas”.
El ODNA (Observatorio de los Derechos de la Niñez y Adolescencia) realizó una encuesta en el año 2010, a niños, niñas y adolescentes y las cifras mostraron que el 78% de ellos tienen una relación basada en la violencia, con los adultos de su entorno; el 44% de ellos, sufre maltrato físico constante; el 31% está expuesto al maltrato culturalmente aceptado y el 3% vive entre la negligencia y la indiferencia. La relación de poder entre adultos y niños, sumada a la práctica naturalizada de obligar a los segundos a mostrar afecto físico hacia otras personas, propicia la idea de que el niño o la niña no decide en su cuerpo y dicho mensaje trae consecuencias que la sociedad no quiere aceptar, ni responder por lo que instauró y desarrolló en los pequeños.
Los creadores y padrinos de la campaña quieren que la gente entienda que el abuso sexual no se limita al contacto físico, este también se presenta en comentarios provocativos o sexuales sobre el cuerpo d elos niños, niñas y adolescentes, que deben ser cortados de raíz por el resto de adultos que observan dicha práctica, como dice Mirella Cesa; las caricias y besos inapropiados, el exhibicionismo, las bromas de doble sentido, el uso de palabras obsenas para referirse a determinadas partes del cuerpo, amenazas, etc.; el Ecuador cuenta con una estructura normativa que debe activarse, hacienda uso de la misma, ya que toda la sociedad en responsible de frenar el abuso sexual infantile, mismo que está tipificado en el COIP (Código Orgánico Integral Penal), en el Art. 170.
Desde el entorno familiar y escolar se puede ayudar a prevenir los abusos sexuales, hablando claramente con los niños, niñas y adolescentes, sobre sus partes privadas y como éstas no deben ser tocadas por nadie y que ellos no deben tocar las de otras personas; a no guardar secretos, sobretodo con quienes los hacen sentir incómodos; trabajar en su autoestima para que sientan la confianza de expresar claramente que no desean ser acariciados y buscar protección cuando sientan una amenaza y, finalmente, recurrir a un adulto de confianza para contar lo sucedido.
Daniel Betancourt, músico ecuatoriano, resalta que aún las personas sin hijos, tienen a su alrededor un familiar, un vecino o un conocido al que aprecian y que puede necesitar ayuda, por lo que es obligación de todos y todas, sin excepción, estar atentos a las señales; Karla Kanora, cantante ecuatoriana, añade la importancia de que nos convirtamos en el “adulto de confianza”, además de SIEMPRE creer en el niño, niña o adolescente que se acerque buscando nuestra ayuda. #AhoraQueLoVes #DiNoMás.