Las dos comisiones encargadas de buscar una salida a la crisis políticas no lograron consenso. Sin embargo, hay coincidencias en modificar el régimen parlamentario.

Las dos comisiones encargadas de llegar a un consenso que quiebre la parálisis política de Italia, incapaz de formar un gobierno desde hace más de un mes, fracasaron al anunciar hoy que no habían llegado a acuerdos en los puntos más sustanciales.

La comisión político-institucional, integrada por cuatro de los diez «sabios» que participaron en la negociación, no encontró unanimidad en torno al tipo de jefatura de Estado que debería tener Italia.

Concretamente, uno de los cuatro miembros insistió en la necesidad de cambiar la Constitución para ir a un semipresidencialismo al estilo francés, con la elección directa del presidente, propuesta que es apoyada por el derechista Silvio Berlusconi.

La mayoría de tres miembros de esta comisión, según indica en su informe, defiende lo que han llamado un «gobierno parlamentario racionalizado» para evitar «el exceso de personalización de la política de un modo más elástico respecto a la forma de gobierno semipresidencial».

En el hipotético caso de que se adoptara el segundo sistema, la investidura del jefe de gobierno ya no requeriría un acuerdo bicameral.

En el llamado sistema de «gobierno parlamentario racionalizado», el candidato a la presidencia sólo debería recibir el voto de confianza de la Cámara de Diputados para poder jurar el cargo y conformar su gabinete.

En la actualidad, el sistema italiano prevé que un presidente debe ser investido por la cámara baja y el Senado, donde actualmente ninguna fuerza parlamentaria cuenta con mayoría absoluta.

Propuestas de cambio

Las comisiones fueron convocadas hace diez días por el presidente, Giorgio Napolitano, luego de que el líder  centroizquierdista Pierluigi Bersani no lograra formar un gobierno a más de un mes de celebradas las elecciones generales.

La comisión político institucional también propone reducir de 630 a 480 la cantidad de diputados, y de 315 a 120 la de senadores, así como cambiar la ley electoral por el modelo alemán, el español o uno mixto.

Por su lado, la comisión económico-social planteó una reforma fiscal, potenciar el turismo y valorar el patrimonio cultural de Italia, aprovechando la Expo de Milán de 2015.

Asimismo, propone destinar cualquier tipo de ingreso financiero no previsto al desempleo y al apoyo de las familias con problemas económicos, con la idea de crear un «subsidio mínimo de reinserción».

En una conferencia de prensa convocada luego de que se dieran a conocer los acuerdos y desacuerdos de los «sabios», Napolitano declaró que ahora «la palabra y las decisiones pasan a las fuerzas políticas y será mi sucesor quien sacará las conclusiones».

El mandatario reiteró que de las dos rondas de consultas que mantuvo tras las elecciones del 24 y 25 de febrero, el único resultado fue que «sólo de la colaboración entre las fuerzas políticas puede surgir la formación de un nuevo gobierno que el país necesita urgentemente».

El trabajo de las comisiones contiene «una selección de las cuestiones de más importancia que hay que afrontar, las posibles líneas de acción, pero dejando a las fuerzas políticas que razonen sobre los márgenes de convergencias y divergencias», agregó según la agencia Efe.

Napolitano, de 87 años, apreció el trabajo de los expertos, que a pesar de las diversas opiniones han llegado a «posiciones comunes», y puso como ejemplo este método de trabajo para que «análogos esfuerzos de buena voluntad y entendimiento se trasladen a la política y a las asambleas representativas».