Los drones Global Hawk, actualmente situados en la base militar del país norteamericano en la isla de Guam (en el Pacífico), serán trasladados a la base aérea de EE.UU. en Misawa (en la prefectura de Aomori, al norte de Japón). Con esta medida Washington pretende aumentar su vigilancia sobre Pyongyang.
El jueves, los servicios de inteligencia de Corea del Sur y Estados Unidos confirmaron que las Fuerzas Armadas de Corea del Norte habían movido por lo menos un misil de medio alcance (4 mil kilómetros) a las costas orientales del país.
El misil norcoreano ‘Musudan’ tiene capacidad para alcanzar la base estadounidense en la isla de Guam, donde también se encuentra un radar de defensa antimisiles perteneciente al Ejército de Estados Unidos.
Los Global Hawk son drones espías de 40 metros de envergadura y 14,5 metros de largo, que pueden volar hasta una altura máxima de 18.000 metros y están equipados con sensores de alta precisión y radares para localizar objetos sospechosos.
La península coreana se ha convertido en escenario de una escalada de tensiones desde que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas votara una nueva resolución y sanciones contra el Gobierno de Pyongyang, en represalia por un ensayo nuclear llevado a cabo el pasado 12 de febrero. El punto de inflexión se produjo cuando Estados Unidos y Corea del Sur inciaron maniobras militares conjuntas (11 de marzo), pues Pyongyang, en respuesta, anunció el sábado el “estado de guerra” contra Seúl.
Washington, que desempeña un papel crucial en el agravamiento de la crisis entre las dos Coreas, ha enviado a la región sus bombarderos B-52 y B-2, con capacidad nuclear, y cazas furtivos F-22, amén de otras naves. Ante esta nueva provocación, Pyongyang autorizó un ataque nuclear contra EEUU.
Actualmente el Ejército norcoreano tiene la autorización requerida para lanzar un ataque nuclear contra el país norteamericano, no obstante, ha amenazado a Washington con ataques «más pequeños, ligeros y diversificados”.