La permanencia en el Ejecutivo de unidad de Al-Ghannouchi y otros ministros considerados de la vieja guardia del derrocado presidente Zine El-Abidine Ben Ali, movilizó a miles de tunecinos que pernoctaron la pasada madrugada frente a la sede del Palacio de Gobierno, en la Kasbah.
En desafío al toque de queda y a la amplia presencia de soldados y carros blindados del Ejército, los manifestantes aseguraron que no se marcharán del lugar situado en la parte antigua de esta capital hasta que llegue el nuevo gabinete, del que también quieren fuera al ahora primer ministro.
Luego de la denominada Caravana de la Liberación, que formaron miles de personas a bordo de vehículos o caminando hasta tres y cuatro horas, los ciudadanos del interior del país y los de Túnez capital se unieron en una vigilia en el exterior de la residencia del jefe de Gobierno.
Según reseñó la televisión estatal, muchas de esas personas provienen de Sidi Bouzid, la localidad del centro oeste, donde se desataron las revueltas que depusieron a Ben Ali después de que un joven desempleado se suicidió prendiéndose fuego.
Además, hay tunecinos llegados de otras regiones pobres que también enarbolaron fotos de los muertos recientemente, y pancartas con consignas contra el desempleo, la corrupción y los excesos del anterior régimen, del que Al-Ghannouchi y otros tres ministros formaron parte.
La movilización, estimulada por el mayor sindicato nacional, la Unión General de Trabajadores Tunecinos, relamó que se cree un Gobierno de salvación nacional desprovisto de figuras impopulares, así como la persecución judicial de los responsables de muertes y otros abusos.
De hecho, el presidente interino, Foued Mebazaa, mantiene contactos con varias figuras de la época del primer mandatario de Túnez tras la independencia de Francia, Habib Burguiba, a fin de que puedan incorporarse a un Ejecutivo de transición que se supone reemplazará al actual.
Al-Ghannouchi había prometido abandonar la política tan pronto se realicen las elecciones presidenciales y parlamentarias, previsiblemente dentro de seis meses, pero la multitud que se manifiesta en las calles exige su dimisión inmediata.
La policía tunecina informó, por otro lado, que el ex consejero de Ben Ali Abdelaziz bin Dhia y el ex ministro del Interior Abdallah Qallal están bajo arresto domiciliario y acusados de responsabilidad en los incidentes violentos de semanas atrás.
Asimismo, fue detenido el dueño de un canal televisivo privado bajo cargos de traición por alentar acciones violentas contra la ciudadanía, acción antecedida por la captura la semana pasada de 33 miembros de la familia de Ben Ali con joyas, tarjetas de crédito y otros bienes.