En 1996 nacían, en América Latina, dos redes de pequeños productores: “CLA”, o Coordinadora Latinoamericana de caficultores, y “PAUAL”, Pequeños Apicultores Unidos de América Latina; ambas representaban a pequeños productores que hace tiempo estaban trabajando en redes de comercio justo internacional.
Por Marco Coscione
En el año 2004, se conforma la CLAC, abriéndose a los demás productos agrícolas de comercio justo de la región. Hoy, la Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños Productores y Trabajadores de Comercio Justo, se articula en el continente a través de Coordinadora Nacionales, que representan a todas las organizaciones de un mismo país pero de diferentes rubros, y a las Redes de Productos, que articulan organizaciones de un mismo rubro pero de diferentes países.
Sobre los actuales desafíos de la “Red de Miel” de CLAC, he tenido la oportunidad de conversar con Miguel Ángel Munguía, de la cooperativa Educe (Yucatán, México) y Norberto Gugliotta, de la cooperativa Cosar (Santa Fé, Argentina).
En la actualidad, hay algunas grandes preocupaciones de los pequeños apicultores latinoamericanos de comercio justo con respecto al mercado global de la miel. El primero guarda relación con China, primer productor y exportador de miel en el mundo: “en los últimos años la producción china ha inundado los mercados del Norte”, nos cuenta Norberto, “tanto directamente como disfrazada de exportación desde otro países asiáticos. Los chinos desarrollaron una tecnología que retira de la miel el contenido de polen, le añade mucha fructosa, le cambia el color y otras especificidades; podemos decir que fabrican miel a la medida del cliente y a un precio muy inferior respecto al precio de mercado”. Este gran volumen a bajo costo está perjudicando a productores de Europa, Estados Unidos y América Latina; los actores del mercado están conscientes, porque finalmente están comprando el producto adulterado, y saben que si esto sigue haría inviable la actividad apícola en muchos países. Según nos comentan Miguel Ángel y Norberto, los análisis ya no son efectivos para detectar las adulteraciones actuales: “hay miel de abeja cosechada verde, agua miel, sin ser miel todavía; los chinos juntan esta miel con jarabe de arroz, que naturalmente no es miel y la venden como miel”.
“Es un tema complicado”, sigue Miguel, “porque involucra la voluntad política, de los Gobiernos de los países importadores, de regular y controlar el ingreso de este tipo de miel adulterada; falta la voluntad política para establecer normas claras que garanticen la salud de los consumidores y no los expongan a este tipo de producto”. Hace falta mucho trabajo de incidencia con la Unión Europea sobre todo, para establecer una normativa clara sobre las mieles adulteradas, que afectan tanto a los productores europeos como a los de otros continentes.
Hace año y medio el mercado global de la miel está viviendo una fuerte baja en los precios internacionales, con algunas recuperaciones justo en los últimos meses. Algunas organizaciones apícolas de comercio justo han vendido a precio mínimo Fairtrade pero con pocas posibilidades de negociar mejores precios arriba del mismo.
“Además, debemos sumar los efectos negativos del calentamiento global y los cambios climáticos que estamos viviendo: los rendimientos bajan o a veces ni siquiera podemos cosechar”. Finalmente, añade Miguel Ángel, el uso de agroquímicos en la agricultura está teniendo efectos desastrosos para la vida de las abejas. En los últimos años se han incrementado las acciones de movimientos sociales y organizaciones de productores para contrarrestar este avance y prohibir el uso de ciertos productos, como los neonicotinoides; pero todavía hay países que no los prohíben y muchos otros productos que aún se están usando. El glifosato, asociado al control de maleza durante muchos años, y gran negocio de la multinacional Monsanto (ahora comprada por la Bayer), está presente en el debate actual.
Por otro lado, el mercado de la miel de comercio justo ha crecido en los últimos años; pero no siempre a la mayor oferta de miel certificada responde una mayor demanda. Finalmente, otra preocupación de los apicultores de comercio justo es “la proliferación de otros sellos que induce a los supermercados a comprar mieles con certificaciones menos exigentes y abierta a todo tipo de productores, y así reducir las opciones para los pequeños productores de comercio justo”.
Como vimos, los desafíos son múltiples y abarcan aspectos de mercado, ambientales y profundamente políticos. Sensibilización, mercadeo, adaptación al cambio climático e incidencia política son ámbitos de trabajo fundamentales de la Red de Miel, así como de CLAC.