En Santiago de Chile tuvo lugar hoy el Seminario organizado por la Academia Parlamentaria dependiente de la Cámara de Diputados de Chile, sobre la Crisis valórica en la política: causas y propuestas de superación, inaugurado por Osvaldo Andrade, Presidente de la Cámara de Diputados.
En base al estudio de Claudia Toro y Eduardo Yentzen, cuyas conclusiones afirman que «existe conciencia de una crisis importante, que incide en el deterioro de la convivencia social y de la calidad de la democracia, colapsando las fuerzas constructivas o creativas», se organizaron tres paneles de discusión sobre La crisis de la política en un contexto global (en el que tomaron la palabra Gutemberg Martínez, Rector Universidad Miguel de Cervantes; Marco Antonio de la Parra, Dramaturgo; Pedro Cayuqueo, Periodista y Escritor; Manuel Antonio Garretón, Académico), ¿Existe la crisis de valores en la política? Sus causas y consecuencias (con la participación de Gonzalo Fuenzalida, Diputado; Roberto Fantuzzi, Empresario; Emiliano Soto, Obispo; Sofía Barahona, Presidenta de la FEUC) y ¿Cómo salir de la crisis? Propuestas para una salida (en el que intervino Ximena Abogabir, Casa de la Paz; Mario Aguilar, Presidente del Colegio de Profesores; Jaime Bellolio, Diputado; Gabriel Boric, Diputado).
De este último Panel, rescatamos lo siguiente de las distintas intervenciones:
Ximena Abogabir: “Estamos ante una crisis civilizatoria, una suerte de travesía en el desierto, en la que corresponde reinventar el modo de relacionarnos. La imagen síntesis de lo que vivimos es la de la crisis migratoria siria, con el niño muerto y abandonado a las olas. Hoy se requiere un tipo de liderazgo con un nivel de coherencia mucho mayor, dado el exceso de sufrimiento social que estamos percibiendo. Necesitamos también readecuar los patrones de consumo, limitar la concentración del poder económico y de la propiedad privada, apuntando a una sociedad equitativa y justa. Una democracia real así como la democratización de los medios de comunicación, que otorgue valor a los acuerdos en base a los cuales colectivamente logremos convivir, moviendo el umbral de lo posible para incorporar lo deseable. Se requiere de coherencia entre el discurso y la acción. ¿Cómo abandonamos el individualismo? Necesitamos, sobretodo, abandonar el escepticismo porque no sirve y poner la atención en lo nuevo, liberando la inteligencia colectiva para pasar a la era de la colaboración, caracterizada por la confianza colectiva.”
Mario Aguilar: “Estamos ante formatos viejos, obsoletos, esos en los que los líderes “conducían” a “las masas”, dirigiendo desde arriba, eso ya no va más en esta crisis de civilización, que es una crisis más de fondo, constitutiva de lo que va pasando. Tendremos que aprender a caminar hacia la coherencia, superando esa tremenda distancia actual entre lo que se dice y lo que se hace. Hay un viejo mundo que muere mientras uno nuevo nace, necesitamos alimentar lo nuevo. No nos engañemos, las “pataletas” o “berrinches” ciudadanos son indicadores de la búsqueda de lo nuevo y si se cree “que pronto van a pasar”, no se está entendiendo nada. Las formas ridículas que encontramos anquilosadas en diversas instituciones, dan cuenta justamente de ese mundo que muere. Pero lo nuevo todavía no tiene suficiente desarrollo ni fuerza, estamos en un espacio en el que no sabemos navegar con claridad. ¿Qué tienen los nuevos líderes? Destacan por su coherencia, lo que antes dijeron, lo siguen haciendo, dicen lo que piensan. La coherencia, ese valor perdido, casi olvidado, es para nosotros – los humanistas – pensar, sentir y actuar en la misma dirección. Ser coherente hace bien y actualmente, gracias a las redes sociales, la opinión de la gente es implacable ante la incoherencia.
Los movimientos sociales no son “movimientos de protesta”, corresponden a la expresión del impulso social en búsqueda de lo nuevo, de la reflexión nueva, de la deliberación colectiva, de una potencia hacia el futuro que busca abrirse paso”.
Jaime Bellolio: “Efectivamente es el fin de un ciclo y el comienzo de otro, ello nos exige pensar muy bien lo que hacemos y, como dijo Mario, actuar con coherencia. Asegurar la dignidad humana, la libertad y la diversidad, que desconcentrando, integre las nuevas vulnerabilidades”.
Gabriel Boric: “Para salir de las crisis de confianzas, hay que generar confianza. No es lo mismo ser coherente que ser obtuso, porque esto último impide reflexionar sobre las acciones propias para poderlas modificar y no permite el cambio. Conocemos a muchos que sostienen el valor de la consecuencia y sin embargo no son capaces de cambiar en la dinámica del proceso, no aprenden, no es esa la coherencia a la que aspiramos. El Plebiscito en Chile se ganó en las urnas, gracias a que desde mucho antes la organización popular devino en movilizaciones sociales que debilitaron a la Dictadura. La lógica negociadora de la Concertación luego impuso los límites de la Transición. Desde entonces se redujo a la prensa opositora y libre, dejando en manos de los “políticos expertos” al gobierno, mientras la gente se volcó al ámbito de lo privado y al consumo. Los cambios se producen saltando de lo social a lo político, socializando lo político, politizando lo social. Actualmente necesitamos aprender a escucharnos más allá de las trincheras, pero no basta con dialogar, es necesario movilizar. Requerimos terminar con los privilegios que conforman la casta política. El Frente Amplio está asumiendo el tremendo desafío de hacer política, de reivindicarla, porque si no lo hacemos en esta vuelta, dejamos el camino despejado para que avance el nacional populismo, al estilo de Trump.
Necesitamos reivindicar en política el valor de la duda, “la duda en política, debe seguir a la convicción como una sombra”, como decía Camus.»