*Ángela Martín*
Es un hecho que traspasa fronteras y que sigue vigente, ya que aún queda camino por recorrer. Los Estados tienen la asignatura pendiente de aplicar en sus políticas públicas la responsabilidad de proteger a las mujeres y dar fin a la violencia.
**Agresión sexual como arma**
Los conflictos armados utilizan la agresión sexual de mujeres como una forma de mermar al enemigo, algo que queda en el subconsciente de toda una sociedad, y es una situación que muchas mujeres mantienen en silencio por temor a ser desplazadas de sus propias comunidades. Pero esto no es fruto de la casualidad, dice Blanca Diego, de Lola Mora Producciones, de la campaña contra la violencia de género, apuntó que esto se perfila como una estratagema militar donde la violencia es la herramienta del poder.
Tras los numerosos casos registrados, El Tribunal Penal Internacional de La Haya estimó como crímenes de guerra a todo delito sexual perpetrado en un conflicto. En la República Democrática del Congo, más de 40.000 niñas y mujeres sufrieron agresión sexual en las guerras sucedidas en la zona durante años, según apuntó Lola Mora Producciones. Un ataque que se percibe en otros países, como en el caso de Sudán y Haití, donde la inseguridad social deja a las mujeres desprotegidas en la vulneración de su integridad física. Haití en estos momentos engrosó el número de agresiones sexuales. Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, esta violencia es mayor en los campos de refugiados, consecuencia del terremoto que asoló el país.
**Sistema patriarcal**
Un factor clave que hace dilucidar el germen de la violencia son los sistemas patriarcales que someten a la mujer, y que no respetan el poder femenino. Lo que hace que incluso las mujeres que han sido violadas, sean vistas como culpables e incluso sean rechazadas por sus familiares. Blanca Diego señaló que muchas mujeres no ven en sus legislaciones un amparo que las defienda o ayude, y esto continúa hasta que los gobiernos no establezcan esta realidad como un problema para erradicar.
**América Latina**
La realidad latinoamericana presenta otros dos países donde la violencia está a la orden del día. El caso de México con Ciudad Juárez, y Colombia y sus enclaves fronterizos con otros países, han hecho de la violencia algo sistemático. Otro ejemplo que mostró la última campaña de Amnistía Internacional, son los casos de agresiones a las mujeres migrantes que recorren Centroamérica camino a Estados Unidos. Muchas mujeres han llegado a normalizar la violación como un paso más para cruzar la frontera.
La violencia es algo que lejos de desaparecer, sigue presente en todas las sociedades del mundo. Pese a que durante estos últimos años se haya logrado mayor sensibilización, aún el camino está a medio hacer. Blanca Diego alegó que todavía hay una falta de concienciación del problema y una respuesta unánime de los Estados para eliminar la violencia.