“El mundo está en crisis, y lo que no es menos importante, debido a que las élites gobernantes se distanciaron de las necesidades y de las aspiraciones de la gente. El sentimiento de haber quedado atrás hizo que se revelaran contra la gobernanza estratificada de sus países”, alertan especialistas.
“Asimismo, las quejas sobre la injusticia de la globalización fueron acalladas o ignoradas cuando esta golpeó a los más pobres del Sur Global, pero ahora que también lo sienten en el Norte, el tema se priorizó en la agenda de los medios de comunicación”, señala el estudio del Centro de Ginebra para el Avance de los Derechos Humanos y el Diálogo Global.
En ese contexto, se exacerbaron los movimientos populistas que restringen el concepto de ciudadanía a definiciones acotadas a una identidad relacionada con religiones o grupos étnicos dominantes, observa.
Por otro lado, las invasiones militares en Medio Oriente, con las consiguientes exclusiones y víctimas generaron resentimientos y destruyeron mecanismos sociales para la resolución de conflictos, añade el Centro de Ginebra.
“Esos acontecimientos crearon un vacío, ocupado por organizaciones terroristas que buscan la legitimidad en una interpretación distorsionada del Islam”, analiza.
“Así, por diferentes razones, las dos religiones principales se involucraron en el crecimiento de ideologías extremistas y se las considera cada vez más parte del problema que subyace a la crisis mundial”, apunta.
Con el fin de analizar la coyuntura actual, el Centro de Ginebra organizará el 15 de marzo un foro de debate en el marco de la actual sesión del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que se extenderá del 27 de este mes al 24 de marzo, sobre “Islam y cristianismo, la gran convergencia: Trabajar juntos hacia una ciudadanía igualitaria”.
El objetivo es impulsar la creación de una gran coalición para que las dos grandes religiones participen en la solución a la crisis actual y desplieguen todo su potencial para lograr la paz en beneficio de una nacionalidad igualitaria, basada en una identidad relacionada con el concepto de ciudadanía, más que con el de una religión, grupo étnico u otro afiliación.
También se podrá atender la cuestión de las minorías, tanto musulmanas en Occidente como cristianas en Medio Oriente, por no hablar de situación lamentable de las minorías musulmanas en algunas partes de Asia o las tensiones religiosas entre musulmanes y cristianos en algunas zonas de África, así como el léxico fóbico que tiende a crear más tensiones sociales, explica el Centro de Ginebra.
“Una actividad paralela solo es una primera oportunidad para crear conciencia, a la que deberán seguir otras, con suerte en el propio Consejo de Derechos Humanos y en otros ámbitos”, añade.
El foro forma parte de otras iniciativas del Centro de Ginebra, en colaboración con instituciones varias, con el fin de promover y proteger los derechos humanos en el mundo árabe y en Europa, así como hacer frente a la violencia extremista y a la islamofobia.
En 2016, el centro de estudios organizó numerosas conferencias relacionadas como “Avance del estatus de las mujeres en el mundo árabe”, “Islamofobia e implementación de la resolución 16/18 del Consejo de Derechos Humanos”, “Desradicalización o desmantelamiento de la violencia extremista” y “Musulmanes en Europa: el camino hacia la armonía social”.
Según sus organizadores, la actividad paralela busca instalar la diversidad religiosa y consolidar la idea de que el cristianismo y el islam son vectores de paz, apuntando a la gran convergencia entre ambas religiones sobre la base de sus valores comunes.
Fundamentación
“En los últimos años, los actuales conflictos armados y los ataques terroristas indiscriminados instalaron el duelo, principalmente en los países árabes y en partes de África, que se extendieron a Occidente y han contribuido a exacerbar las violaciones de derechos humanos con un impacto cada vez peor y de proporciones sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)”, explica el Consejo de Ginebra, en relación con la actividad del 15 de marzo.
“Eso puede tomar la forma de violación de derechos humanos y abarcar a la libertad de culto, la libertad de expresión, la libertad de movimiento, las restricciones a la educación, la represión de las mujeres y las violaciones al derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión”, precisa.
“En ese difícil contexto, el mundo experimenta el crecimiento de populismos de derecha y de ideologías extremistas, derivados del alejamiento del Estado del electorado”, analiza.
“A partir de la violencia y de tendencias sesgadas, la islamofobia ha crecido de forma sostenida y preocupante en los últimos años; sólo en Estados Unidos, los crímenes de odio contra musulmanes aumentaron la sorprendente proporción de 67 por ciento desde 2015”, observa el Centro de Ginebra.
“La minoría rohinyá musulmana en Myanmar (Birmania) también sufrió persecución étnica y religiosa a manos de extremistas budistas en el estado de Rakhine, ignorado en gran medida por la comunidad internacional”, recuerda.
“Otros ejemplos de persecución religiosa se pueden extender al genocidio perpetrado por los serbobosnios contra los bosnios musulmanes de Bosnia-Herzegovina en la masacre de Srebrenica de 1995, la mayor de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, que dejó más de 8.000 musulmanes muertos”, recuerda el centro de estudios.
“En la década de los años 80, los turcos búlgaros sufrieron violaciones de derechos humanos a manos del gobierno, que lanzó una campaña para eliminar su identidad étnica y religiosa”, añadió.
“Además, la demolición de la mezquita de Baburi, a manos de extremistas hindúes en 1992, generó tensiones entre musulmanes e hindúes en India”, indica.
“Asimismo, la distorsionada representación de las comunidades musulmanas, así como del islam, en los medios de comunicación incidió en el fortalecimiento de tendencias xenófobas en el mundo, al perpetuar estereotipos y descripciones negativas de los musulmanes”, explica el Centro de Ginebra.
“Podemos explorar formas en las que los medios pueden mitigar su papel en la presentación de una imagen distorsionada de las minorías religiosas y contribuir a una mayor tolerancia y comprensión interreligiosa mediante mensajes de paz al público”, propone.
El resultado principal de la actividad paralela a la sesión del Consejo de Derechos Humanos podría ser la adopción de un borrador de agenda para una conferencia internacional sobre este asunto y que se propone en el anexo a la nota conceptual sobre el foro del debate.
Traducido por Verónica Firme