Por Angel de Manuel* | Afroféminas
Si yo fuera un extraterrestre que pasa con su nave espacial al ladito de la tierra e interceptando ondas catódicas llegasen a mí las imágenes de los programas y series de la televisión y cine nacionales llegaría a la conclusión de que en España no hay negros o habitantes no blancos, o los pocos que hay han venido de países lejanos y prácticamente todos son delincuentes, prostitutas y de bajo nivel cultural.
Pero si aterrizara mi nave en ese territorio llamado España, por ejemplo en las calles de Madrid y comenzase a caminar, pensaría que me había equivocado, porque en las calles la diversidad étnica es brutal. En los trabajos, las escuelas, los bares.
Esta es la imagen que la televisión y producción de ficción española muestra sin cesar a los televidentes. La presencia Afro es mínima y está profundamente estereotipada y hay una imposibilidad de los creativos a simplemente reflejar en sus productos lo que se ve en las calles.
Las causas pueden ser diversas, pero no quiero aquí analizarlas. Las razones, o algunas de ellas, son por lo que existe Afroféminas y en la lucha estamos para cambiarlas, pero en el mundo del audiovisual español, siempre a la vanguardia ideológica y un sector considerado progresista tienen su parte de responsabilidad, ya que deben ser agentes de normalización, reflejando el mundo tal y como es.
La presión de los medios es efectiva. La gente ve series, ve cine y ve mucha televisión. Parece que no, pero influye decisivamente en nuestro imaginario colectivo el mundo que se nos muestra en la pantalla de nuestro salón. También influye en la imagen que damos al exterior. Las producciones audiovisuales se venden en el extranjero y son ventana de lo que mostramos al mundo.
Desde el medio de Internet Los Replicantes comentan: «Nos hemos acostumbrado a tener un elenco de actores que, en ocasiones, resultan clones unos de otros, con características similares que desarrollan papeles, aunque muy diversos, pero encuadrados dentro de una irritante normalidad anormal. Y no es por falta de actores, sino porque los creadores de la ficción en nuestro país no arriesgan. O no como deberían».
¿Pero es solo una cuestión de falta de asunción de riesgos? Quizás sea esa la respuesta. La situación de la creación audiovisual en España es siempre precaria salvo en contadas ocasiones. Tomar riesgos no es fácil. La última gala de Los Goya sirvió para reivindicar a la mujer en el mundo del cine, ya que cobran menos salario, tienen menos papeles y menos presencia en general en todas las profesiones del sector. Esto no es una novedad en un país profundamente machista. La sociedad ya está en ese camino y al menos la reivindicación se hace y tienen una enorme plataforma para hacerla. La sociedad sabe que ese problema existe.
Pero yo me preguntaría: ¿se han dado cuenta esas mujeres del cine de la situación de las mujeres y hombres negros que trabajan en el mismo mundo? ¿Se han dado cuenta de lo difícil que es conseguir para un negro el papel de amiga de, policía, contable, dueño de un restaurante, etc… porque los creativos y guionistas no las sitúan en ese papel, sino que la ven más con un mono naranja. No se trata sólo de que hagan papeles moralizantes en temas de racismo y discriminación, que también. El audiovisual debe servir para mejorar nuestra sociedad. Se trata de reflejar lo que ya es una realidad en nuestros barrios. Seguir manteniendo una ficción blanqueada es cómplice de la discriminación.
Hoy por ejemplo un personaje homosexual no es extraño. Hubo un tiempo en que si y era noticia cuando en una serie se introducía un personaje con esta condición. Se arriesgó, se hizo con conciencia de que debía hacerse y porque era una manera de normalizar a un colectivo discriminado históricamente. Se llevó lo que había en la calle a la realidad, porque en el trabajo, en la calle, en los bares había homosexuales que vivían con normalidad entre nosotros. Esa es la determinación que deben tomar los creadores, guionistas y directores para la realización de sus trabajos. Incluir de una manera normalizada, sin mofa, sin estereotipar, la realidad multiétnica que tiene hoy este país.
Así que creo que el mundo audiovisual debe ser proactivo y tomar la bandera de la normalización. No he querido hablar aquí de los comportamientos cuestionables mofándose y bromeando sobre las minorías de determinados programas en prime time muy seguidos que se enmascaran en el humor y la broma. Me ciño a la ficción y a la responsabilidad que el sector tiene de no dejar a la cola a los actores y actrices Afro y de otras etnias.
* Miembro de la Junta directiva del Festival de Cine de Zaragoza.