En días pasados asistimos al lanzamiento del libro “Las vías abiertas de América Latina”, escrito por Ricardo Forster, Constanza Moreira, Emir Sader, Álvaro García Linera, René Ramírez, Alfredo Serrano Mancilla, Juan Guijarro y Manuel Canelas.
El acto se llevó a cabo en la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión” y contó con la presencia de dos de los autores, Alfredo Serrano y Emir Sader; además de Analía Minteguiaga, Juan Guijarro y Juan Paz y Miño, como críticos de la obra.
Gabriel Cisneros, Vicepresidente de la Casa de la Cultura, dio la bienvenida a los presentes, recalcando que “lo fundamental es que en América Latina se está construyendo un pensamiento para así dar paso a la toma de decisiones propias”.
Analía Minteguiaga, Rectora (E) de IAEN (Instituto de Altos Estudios Nacionales), hace un par de críticas hacia los procesos progresistas, basándose en las palabras de Álvaro García, quien ve que a pesar de “10 años de expansivas victorias, existe un estancamiento e inclusive un retroceso territorial”, haciendo notar que no solo las acciones adversarias, sino las propias, son las que han derivado en los resultados electorales actuales.
Este no es un libro de historia pero habla de las etapas coyunturales desde un pasado cercano, hasta llegar a los límites, dilemas y tibiezas que han impedido garantizar los procesos emancipatorios. Al mismo tiempo nos encontramos con una herramienta para analizar las vías que se han abierto en América Latina para trabajar en agendas de acción impensables en la etapa neoliberal.
Respecto a los grupos excluidos, Minteguiaga, pone un ejemplo concreto a través de Constanza Moreira quien en el libro reconoce que las mujeres han conseguido “la tasa más alta de presidencias y el mayor porcentaje de participación política” en Latinoamérica y sin embargo, en los procesos progresistas aún existe una mirada patriarca. Es necesario generar cambios politicos y culturales en todos los ámbitos.
“La izquierda de hoy ha tomado una posición cómoda, como si se tratara de dar “play” o instalar un “software” para así conservar lo logrado”, son las palabras de Alfredo Serrano Mancilla, Director de la CELAG (Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica), cuya crítica se basa en los casos concretos de Brasil, con el desmantelamiento de Petrobras y de Argentina, con el rumbo que ha tomado Macri.
Una pregunta que surgió hace 12 años en Venezuela es: ¿cómo hacer atractivo el término “Conservar los logrado”? Esta es una clave para avanzar. Serrano asegura que se deben instaurar políticas económicas y sociales que garanticen ese avance. Han surgido nuevas interrogantes en estos 10 años de gobiernos progresistas y sin embargo, a veces, damos respuestas viejas a preguntas nuevas.
“Seguimos pensando que la geopolítica global tiene las mismas dimensiones, no tenemos claridad analítica”. Para el autor es importante no dejarse contaminar con el término “fin de ciclo” ya que realmente estamos viviendo una era de cambio, algo que confirman las cifras en los procesos electorales, donde la oposición ha tenido una victoria frente a 21 derrotas en dichos procesos.
Respecto a este tema, analizó que, con los cambios geopolíticos, los procesos progresistas también afrontan dificultades distintas, “no se puede en 15 años, solucionar problemas de un siglo”. Este es el caso de Venezuela, donde para entender lo que pasa hay que aprender un poco de la historia del precio del petróleo y es algo que se recoge en el texto.
Para cerrar el acto de lanzamiento, escuchamos la intervención del sociólogo y politólogo Emir Sader, para quien los gobiernos progresistas, a pesar de las críticas negativas, han cambiado la faz de la región, “Ecuador sería el mismo país desigual de hace 15 años; Argentina sería la Argentina de Menem y Brasil seguiría en la miseria de Cardoso”.
El nombre del libro pretende mostrar que la historia es un proceso abierto, y que los grupos neoliberales, a pesar de los cambios geopolíticos, no proponen nada nuevo. Al contrario, actúan como si vivieran en la década del 80. En resumen, no buscan un cambio a un ciclo nuevo, sino un retorno a un ciclo anterior.
Hemos optado por privilegiar la integración regional, cambiamos nuestro lugar en el mundo, lo que ha permitido alternativas de alianzas e inserción internacional.Un país no es un banco, un país tiene personas; un banco vive de tasas de interés, la gente vive de sus necesidades.
Al cerrar su intervención, Sader nos deja una reflexión, parafraseando a Spinoza: “No hay que reír, ni llorar, hay que comprender a nuestra América Latina”.