Junto a la dignataria, a quien acompañan sus hijos Máximo y Florencia, se encontraban también los presidentes de Bolivia, Evo Morales; Ecuador, Rafael Correa; Uruguay, José Mujica, y de Chile, Sebastián Piñera.
Antes, Cristina Fernández había saludado a la dirigente de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, con quien se fundió en un largo abrazo, y a la titular de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe Bonafini.
La solemnidad que se respira en el velatorio es interrumpida a ratos por frases de apoyo a la jefa de Estado argentina gritadas a viva voz por quienes llegan a dar su último adiós a Kirchner, e invariablemente son seguidas por aplausos.
Afuera, una multitud colma la Plaza de Mayo y las avenidas colindantes, donde miles de personas aguardan el momento en que podrán acceder a la Casa Rosada para despedir al diputado nacional y líder del Partido Justicialista.
En el vallado que resguarda la Casa de Gobierno la ciudadanía continúa depositando las más diversas ofrendas, mientras se escuchan también gritos de *»Fuerza, Cristina»*, vivas a Kirchner y a la nación que él ayudó a construir.
No faltan tampoco las consignas a voz en cuello contra el vicepresidente Julio Cobos, acusado de traidor al gobierno y de fiel aliado a la oposición y quien desistió de asistir a los funerales.
El ex dignatario argentino, de 60 años, murió a las 09:15 horas del miércoles en la localidad patagónica de El Calafate, en la provincia de Santa Cruz.
La presidenta Cristina Fernández se encontraba junto a su esposo cuando éste se descompuso y fue trasladado de urgencia al hospital municipal de esa ciudad, distante a más de dos mil 680 kilómetros al sur de esta capital.