Luego de 69 días, Florencio Avalos emergió en la cápsula tricolor que continúa bajando nuevamente a las profundidades de la montaña, para traer al segundo minero, Mario Sepúlveda, luego al tercero, al cuerto y así seguirá, sin descanso, hasta que se pueda ver concluída su labor de rescate. Probablemente las tareas se tengan que prolongar por un par de días más, con todos los ingenieros, rescatistas, médicos y demás personal involucrado.
Estando en presencia de la más alta eficacia de la tecnología minera de nuestro tiempo, llama la atención el contraste de las palabras cabalísticas con las que el Presidente chileno celebra la alegría del primer momento: *“hoy, 13 de Octubre del año 2010, el 13 del 10 del 10, nuevamente el número mágico de 33, el primer minero ha sido rescatado y de una forma que realmente enorgullece a todos los chilenos”*, agregando Piñera que *“yo quiero en esta noche de tantas emociones, en primer lugar agradecerle a Dios, porque sin la ayuda de Dios esto no habría sido posible”*.
Semejante a una hazaña descrita por Julio Verne, o a la Experiencia Guiada «El minero» escrita hace 30 años por Silo, la ingeniería ha desplegado una de las proezas más conmovedoras al lograr rescatar de las entrañas de la tierra a quienes habían sucumbido hace más de dos meses en el accidente de los túneles de la mina San José.