El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, firmó *»en resistencia»* el decreto que prevé la aplicación de sanciones contra Irán, aprobado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, reveló hoy el canciller Celso Amorim.

En declaraciones a la prensa tras participar en una reunión de ministros con Lula en el Centro Cultural Banco do Brasil, Amorim precisó que la rúbrica se produjo *»contrariado»* porque el gobierno brasileño nunca apoyó la adopción de medidas de retaliación al programa nuclear iraní.

Durante la votación en el Consejo de Seguridad se opusieron a las medidas Brasil y Turquía, bajo el argumento de que las represalias no surten el efecto deseado y no estimulan un posible diálogo entre las partes en conflicto.

El Líbano se abstuvo a la adopción de sanciones contra Irán, decididas por los otros 12 miembros del Consejo de Seguridad en junio pasado. Con la adhesión a la decisión de la mayoría, Brasil tendrá que acatar las restricciones comerciales contra Teherán, previstas en ese decreto.

Amorim refirió que *»el presidente Lula, como desde el inicio ya habíamos dicho que ocurriría, firmó el decreto aceptando la resolución 1929 del Consejo de Seguridad, que es la resolución que amplió las sanciones contra Irán»*.

*»El presidente Lula firmó el decreto porque tiene la tradición de cumplir con las resoluciones del Consejo de Seguridad, mismo cuando no concuerde con ellas, por ser fiel al multilateralismo y por ser contrario a decisiones unilaterales»*, sostuvo Amorim, según la estatal Agencia Brasil.

Aunque justificó la aceptación por Brasil del decreto, el canciller insistió en criticar la decisión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de sancionar al país persa, al asegurar que las medidas punitivas estimulan el radicalismo en vez de contribuir a resolver el problema.

Pese a que Irán ha reiterado en diversas ocasiones que su programa nuclear tiene fines pacíficos, Estados Unidos y otras potencias occidentales aseguran lo contrario y han aprobado varios decretos con medidas punitivas contra Teherán, además de otras sanciones unilaterales.

En mayo pasado, Brasil, Turquía e Irán rubricaron la Declaración de Teherán, cuyo punto esencial era la aceptación de la nación persa de intercambiar fuera de su territorio uranio levemente enriquecido por combustible nuclear para su planta de investigaciones médicas.

La Declaración, pese a contener las exigencias de Estados Unidos y sus aliados, no resultó suficiente para ellos, y lejos de iniciar las conversaciones para superar el contencioso, Washington convocó de urgencia al Consejo de Seguridad, donde se aprobaron las nuevas sanciones, que ahora firmó Brasil.

Al rechazar las medidas, el canciller brasileño subrayó que *»obviamente no creemos que el aislamiento contribuya a la solución pacífica de la cuestión. El aislamiento en general contribuye a más radicalismo. El aislamiento generalmente afecta a los más pobres, a los más vulnerables»*.

Fuentes: Observatorio de América Latina y Prensa Latina