El mundo después le rendirá todos los honores que le corresponden, enfatizó tras referirse a la descendencia de africano y blanco, de mahometano y cristiano del jefe de la Casa Blanca.
Precisó que si Obama da la orden de ataque estaría ordenando la muerte instantánea de cientos de millones de personas, entre ellas un incalculable número de habitantes de su propia patria y de los tripulantes de todos los navíos de la flota de Estados Unidos en los mares en torno a Irán.
Simultáneamente la conflagración estallaría en el cercano y el lejano Oriente y en toda Eurasia, puntualizó Fidel Castro, quien subrayó que el orden actual establecido en el planeta no podrá perdurar e inevitablemente se derrumbará de inmediato.
Las llamadas divisas convertibles perderán su valor como instrumento del sistema que ha impuesto un aporte de riquezas, de sudor y sacrificios sin límites a los pobres, comentó.
Agregó que nuevas formas de distribución de los bienes y servicio, educación y dirección de los procesos sociales surgirán pacíficamente, pero si la guerra estallara, el orden social vigente desaparecerá abruptamente y el precio sería infinitamente mayor.
La población del planeta pude ser regulada, los recursos no renovables preservados, el cambio climático evitado, el trabajo útil de todos los seres humanos garantizado, los enfermos asistidos, los conocimientos esenciales, la cultura y la ciencia al servicio del hombre asegurados, los niños, los adolescentes y los jóvenes del mundo no perecerán en ese holocausto nuclear, enfatizó.
Fidel Castro sostuvo que hace solo ocho semanas pensaba que el peligro inminente de guerra no tenía solución posible.
Tan dramático era el cuadro que tenía delante, dijo, que no veía otra salida como no fuera una supervivencia tal vez probable en la parte de este hemisferio que no tenía motivos para ser blanco de ataque directo en algunas regiones aisladas del planeta.
A pesar de todo lo intenté. Por fortuna no tardé mucho en percatarme de que había una esperanza, muy profunda por cierto, mas si la oportunidad se perdía el desastre adquiría la peor de las consecuencias, la especie humana no tendría entonces salvación posible, añadió.
Tengo sin embargo, recalcó, la seguridad de que no será así y por el contrario se están creando en estos momentos las condiciones para una situación ni siquiera soñada hasta hace muy poco.
Un hombre tendrá que tomar la decisión en solitario: el presidente de Estados Unidos. Con seguridad por sus múltiples ocupaciones no se ha dado cuenta todavía, pero sus asesores si empiezan a comprenderlo, reflexionó el líder de la Revolución.
Amplió que eso se puede ver por pasos sencillos como lo fue el cese de las torturas al antiterrorista cubano Gerardo Hernández, un hecho que no se había producido, dijo, en 12 años de implacable odio del sistema contra Cuba y contra él.
Hoy se podría predecir que el próximo paso será la autorización a su esposa Adriana Pérez para visitarlo o su liberación inmediata, o ambas cosas, expresó.
Resaltó que por ella supo que el estado de ánimo de Gerardo, detenido el 12 de septiembre de 1998 junto a René González, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González, es el mejor en 12 años de injusta y cruel prisión.