Lluís Gisbert:» La fuerza que mueve al sol y las estrellas es la misma que mueve el alma humana».
La astrología surge dos mil años antes de Cristo en Mesopotamia. Y desde siempre fué psicología humana. La visión que aportó al mundo el psicólogo Carl Gustav Jung se puede hermanar de una manera muy significativa a la astrología, vinculando los cuatro elementos de astrología con las cuatro funciones psicológicas de Jung. Conceptos como los arquetipos, el inconsciente colectivo, etc. tienen una afinidad muy íntima con lo que simbolizan los planetas. Gracias a Jung y a astrólogos que eran psicólogos junguianos se abrió una visión de la astrología, llamada también astrología humanista o psicológica.
Es la esencia de la astrología, el espíritu de algo cuando se inicia. Cuando en la vida tenemos un proyecto, una empresa que está pasando por una etapa de crisis o decadencia, a veces buscamos ir a los orígenes de ese proyecto, para encontrar el espíritu del inicio que hizo que aquello naciese con pasión, con ilusión, con entusiasmo y que quizás hemos perdido. El inicio de algo tiene que ver con el espíritu de un tiempo, con la cualidad de un tiempo.
Si, somos hijos de un tiempo, de un instante en el tiempo. Cuando el astrólogo levanta la carta de un ser que nace en la Tierra, busca el instante en el que ha nacido y vincula los dos planos, ese punto de la Tierra donde ve nacer un ser y como se relaciona ese instante con el sistema solar. La astrología tiene algo esencial y es que nos muestra que el ser humano forma parte de la Tierra y forma parte del universo, que no somos entes separados del entorno del cual formamos parte, que somos cosmos actuando. Hay una sincronicidad, una correspondencia entre el nacimiento de un ser aquí en la Tierra y las configuraciones planetarias que hay en el cielo.
Igual que un catador de vinos, saboreando un vino puede decirte que es de tal lugar, del Penedés, por ejemplo, y del año 87, puede percibir que ese vino es hijo del espíritu de un tiempo. Igual que en lo colectivo, en el arte también podemos ver un tiempo en el que se renueva el arte, épocas en las que aparecen vanguardias, irrumpe el sub-realismo, etc. Es esa idea de que el tiempo tiene un espíritu y de que cuando nacemos somos hijos del espíritu de ese tiempo, y de que eso queda impreso en el alma de esa persona como algo esencial en su individualidad.
Así es, para la verdadera astrología no existen buenas o malas cartas, o conceptos como algo bueno o malo en una carta natal. El agricultor que cultiva naranjos sabe que no saldrán naranjos en el mes de julio y que para ver florecer las naranjas nos tendremos que esperar a septiembre u octubre. Otra cosa es como uno se sensibiliza a ese tiempo, puede ser que la vida me esté pidiendo “poner a examen”, materializar, responsabilizarme de algo, y que yo esté intentando irme de vacaciones, entonces voy a tener problemas, no porque ese tiempo sea malo o porque la astrología predice que me va a ir mal, sino porque no estoy sintonizado con el espíritu de ese tiempo. Descubrir que la astrología nos permite sensibilizarnos y vivir mucho mas de acuerdo a ese tiempo, es clave.
Si hablamos de auto-conocimiento, no será un conocimiento al servicio del ego, para que la vida me vaya como yo quiero, porque justamente lo que la astrología cuestiona es ese “yo quiero”, sino como instrumento para que nuestra voluntad se alinee con las cualidades del tiempo de nuestras vidas, de ser sensibles al “cuando”, y poder vivir mucho mas de acuerdo a nuestra verdad esencial. Muchas veces queremos lo que no se quiere en nosotros y eso produce que en la vida nos abramos a una serie de síntomas y de límites, que podemos ver como frustración o por el contrario, como oportunidad de alinearnos y de cuestionarnos si eso es realmente lo que queremos. La astrología es un mapa al servicio del “Si mismo”, del alma, no del ego.
James Hillman decía que los dioses se manifiestan a través de los síntomas.
El síntoma hace que el yo entre en crisis, y obliga a hacer un cambio en el sentido de cuestionarnos si estamos viviendo de acuerdo a lo que se quiere en nosotros, no en el sentido de nuestro yo cotidiano y egoico, sino esa idea del daimon socrático. Si uno quiere vivir una vida muy alejada de la idea por la cual uno está aquí, su vida va a estar llena de síntomas. Y esos síntomas son límites a su voluntad, pero también es la oportunidad de que uno se pueda reorientar para vivir mucho mas de acuerdo a sí mismo.
Aceptarnos tal como somos.
Si, la aceptación de quien uno es. Nacemos siendo seres únicos e irrepetibles pero inconscientes de quienes somos. Y al principio vivimos una individualidad que ha cristalizado según la idea que tienen en nuestro entorno, a las expectativas sociales, familiares. La astrología puede ayudarnos a ponernos más de acuerdo, ir aceptando y descubrir nuestra verdadera naturaleza, nuestra verdad más esencial.
¿La astrología es mitología?
La astrología, vinculada desde sus inicios a la mitología, nace en Babilonia. Todos sabemos que la mitología romana surge de la griega, y la griega surge de la mitología babilónica. La mitología nace de la psique humana, expresa arquetipos, principios universales que rigen el alma humana, donde el ser humano siempre se ha sentido reflejado y reconocido. El cielo como metáfora, como símbolo. Por eso Jung y Freud recuperan el mito en la psicología.
Platón hablaría del doble celeste…
Si, nos podríamos imaginar que cada ser humano tiene un doble celeste, igual que toda casa física, tangible, tiene un plano en un ámbito que no es tangible, que no es visible, y por tanto esa casa es hija de ese plano. En el cielo estaría impresa la idea por la cual hemos nacido. Es una idea platónica, muy vinculada a la astrología, en el sentido de que ese doble celeste contiene la idea por la cual estamos aquí. Lo que está vinculando la astrología es que todo lo que nace, nace y se materializa porque forma parte y es la manifestación de una idea que no está en el plano tangible, y que tiene que ver con el cielo. Y ese es el cielo del que habla la astrología, no del cielo físico, sino de lo que simboliza en el ser humano.
Por ejemplo, Venus.
Venus para el astrólogo, expresado en un plano mitológico, es Afrodita, la diosa del amor, de la armonía, que se expresa en los distintos planos. Platón hablaría del principio de atracción del universo. Lo que nos atrae, la belleza, el anhelo de plenitud, de totalidad, el anhelo de “media naranja” que tenemos es en realidad un anhelo de búsqueda inconsciente de una totalidad perdida. Todo esto nos está hablando del mismo principio venusino. El ser humano cuando ha mirado el cielo, ha visto principios universales, intemporales, que mueven el alma humana. Esta ley de correspondencias, de símiles, hace que la astrología sea poesía.
La astrología es minoritaria.
La verdadera astrología no es un producto más de consumo, ella nos retorna a conceptos antiguos, como el “ánima mundi”, de que el universo y el cosmos tienen vida. El ser humano miró el cielo y encontró que detrás de ese aparente y azaroso movimiento celeste había un logos, astro-logia, una inteligencia cósmica, que en los astros había ritmos, ciclos, por eso hay matemáticas, música, geometría, etc. Igual que un navegante utiliza el cielo para orientarse en el mar, el ser humano orientaba su vida en la Tierra y se organizaba de acuerdo a ese orden trascendente. Eso se ha perdido, esa conexión entre el cielo y la Tierra, vemos el cielo como materia muerta a descubrir. Y sin embargo, la fuerza que mueve al sol y las estrellas, es la misma que mueve el alma humana.
Y es compleja…
Sí, es cierto, no se llega con un curso de fin de semana, te puedes pasar toda la vida aprendiéndola. Además se vincula con muchas disciplinas, con astronomía, filosofía, psicología, música… La mayoría de personas que estudian astrología no se dedican a ella, pero pueden profundizar en la comprensión de uno mismo y en una nueva visión de la vida.
Muchas gracias Lluís.