Por Phoebe Braithwaite
Seis años después de que fuerzas de paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) llevaran el cólera a Haití, el foro mundial reconoció su responsabilidad en la epidemia que causó la muerte a decenas de miles de personas y enfermó a cientos de miles en el país más pobre del continente americano.
“La ONU ha llegado a la convicción de que es necesario hacer mucho más con respecto a su propia participación en el brote inicial y el sufrimiento de las personas afectadas por el cólera”, declaró Farhan Haq, el portavoz adjunto del secretario general de la organización, Ban Ki-moon, en un comunicado compartido con IPS.
La ONU está trabajando para tomar “un nuevo conjunto significativo de acciones”, cuyos detalles se darán a conocer en los próximos dos meses, dijo Haq.
“Este es un primer paso innovador hacia la justicia”, afirmó Beatrice Lindstrom, abogada de las víctimas del cólera y colaboradora del Instituto para la Justicia y la Democracia en Haití (IJDH), pero aclaró que “la verdadera prueba está en lo que vendrá después”.
“La ONU debe seguir este anuncio con medidas, incluida una disculpa pública, un plan para compensar a las víctimas que han perdido tanto, y la garantía de que el cólera se eliminará en Haití a través de una fuerte inversión en la infraestructura de agua y saneamiento. Vamos a seguir luchando hasta que lo haga”, aseguró.
“Las promesas no impedirán que el cólera mate ni compensarán por el daño a las familias pobres en Haití”, subrayó la abogada.
El IJDH, además de representar a las víctimas, en colaboración con la haitiana Oficina de Abogados Internacionales encabeza una campaña mundial que reclama a la ONU una respuesta justa y critica a Ban por su falta de liderazgo decisivo en este tema, que socavaría la ética de las fuerzas de mantenimiento de paz.
Durante años, la ONU negó su responsabilidad y sostuvo que tenía inmunidad en el asunto, pero la admisión actual se produjo tras las pruebas que surgieron de una investigación realizada por la Oficina de Servicios de Supervisión Interna del foro mundial.
La investigación demostró que la Misión de Estabilización en Haití (Minustah) ha vertido en los canales haitianos, incluso hasta 2015, aguas residuales tratadas inadecuadamente, entre otras prácticas negligentes.
Los expertos creen que el cólera fue introducido en Haití en 2010 por las fuerzas de paz de Nepal, cuando se vertieron aguas servidas infectadas al río Arbonite. La misión de estabilización formaba parte de los esfuerzos de asistencia después del devastador terremoto de 2010, que mató a 220.000 haitianos.
Los últimos estudios sugieren que 30.000 personas han muerto de cólera en Haití y que más de dos millones sobrevivieron a la enfermedad, muy por encima de las estadísticas que se citaban antes y que indicaban 9.202 muertes y 754.735 personas afectadas.
Distintas voces de la comunidad internacional, incluso de Estados Unidos y la propia ONU, le exigían al foro mundial que asumiera la responsabilidad por su supuesta negligencia al permitir que fuerzas de paz de Nepal llevaran el cólera a Haití, donde la enfermedad no era endémica anteriormente.
La cuestión surgió en el contexto de la carrera para elegir al próximo secretario general de la ONU. Algunos candidatos al cargo se declararon a favor de ofrecer disculpas a las víctimas, lo que refleja la opinión generalizada de que la organización no puede dejar el problema sin resolver.
“Creo que la integridad de las Naciones Unidas… en realidad se ha visto empañada”, opinó la candidata costarricense Christiana Figueres en un debate televisado por la cadena de noticias Al Jazeera el 12 de julio. “Espero tener la oportunidad de pedirle disculpas a Haití”, dijo posteriormente a IPS.
La cuestión más polémica de si la ONU habrá de indemnizar a las víctimas sigue sin respuesta. Los abogados del IJDH esperan el fallo del Segundo Tribunal de Circuito de Apelaciones de Estados Unidos, donde se planteó el caso el 1 de marzo.
Lindstrom argumentó que la inmunidad de la ONU, según lo establece la Convención sobre los Privilegios e Inmunidades de las Naciones Unidas (1946), se viola cuando no “toma las medidas adecuadas” para resolver los reclamos que surgen de sus actos ilícitos. Por el Acuerdo sobre el Estado de las Fuerzas entre la ONU y el gobierno de Haití, la Minustah debía crear una comisión independiente que revisara los reclamos de las víctimas, algo que no se ha hecho.
Hay “una obligación recíproca muy clara de asegurar que exista alguna otra manera de manejar esto”, afirmó Lindstrom.
A diferencia de otras situaciones de malas prácticas, como las de explotación y abuso sexual, “el caso del cólera es en muchos aspectos sumamente atípico”, ya que la ONU se había negado a reconocerlo, añadió.
Por lo tanto, la admisión pública de la ONU es importante pero aún no ofrece el recurso a la justicia que las víctimas necesitan con urgencia, la disculpa pública, un plan de indemnización, el compromiso con la erradicación del cólera en Haití y, por último, la creación de una comisión formal para procesar las quejas de las víctimas, destacó.
“Es desgarrador que tengamos que verter tanta energía para que la ONU respete sus propios principios, pero creo que parte de la razón por la que vale la pena, además del apoyo a las víctimas, es el hecho de que en última instancia creo que tendremos una institución más fuerte “, comentó Lindstrom.
El cambio de postura de la ONU, según lo informado por el diario The New York Times el miércoles 17, se produjo después de que la oficina del secretario general recibiera un borrador sobre el cólera en Haití del relator especial sobre extrema pobreza y los derechos humanos, el estadounidense Philip Alston, que probablemente se publique en septiembre.
En caso de que la ONU se responsabilice por el pago de la indemnización a las víctimas del cólera en Haití, es probable que los estados miembros paguen la cuenta. Al ser el mayor contribuyente al presupuesto del foro mundial, la carga recaería principalmente sobre Estados Unidos, cuyos tribunales de justicia habrán de decidir el caso.
Traducido por Álvaro Queiruga