Por Ángel Bravo*
En un reciente artículo publicado en Singularity Hub, la web de Singularity University (una institución de Silicon Valley que aconseja a los líderes mundiales sobre cómo desarrollar la tecnología), Peter Diamandis[1] explica que, frente al creciente temor de mucha gente a que la Inteligencia Artificial (IA) y la robótica nos dejen sin empleos en el futuro, él, por el contrario, observa que se avecina una rápida “desmonetización” del coste de la vida, entendido esto como la no necesidad de utilizar el dinero para obtener bienes y servicios.
Diamandis afirma que subvenir a nuestras necesidades es cada vez más barato, porque los recientes avances en tecnología están acercando a cero los costes de la vivienda, transporte, comida, cuidados sanitarios, entretenimiento, vestido, educación, etc. etc. Esta tendencia, a la que el autor denomina “socialismo tecnológico”, puede “desmonetizar” en breve nuestra vida.
Diamandis comienza estudiando cómo gastan el dinero ahora los ciudadanos de 3 de los países más grandes del mundo, Estados Unidos, China e India. Él advierte que, pese a las diferencias culturales, la mayor parte de los gastos provienen de 7 sectores: transporte, comida, salud, vivienda, energía, educación y entretenimiento. Y antes de analizar cómo se van a “desmonetizar” estos sectores, el escritor hace un breve repaso a cómo se han tornado prácticamente gratis un montón de bienes y servicios que hace no mucho eran muy caros: por ejemplo, la toma de fotos o vídeo antes implicaba la compra de cámaras costosas, las cuales ahora vienen incluidas en nuestros móviles; la recolección de datos o información, especialmente por empresas, antes suponía el pago a otras empresas dedicadas a esta tarea, hoy con sólo utilizar Google tenemos a nuestra disposición lo que queramos; antes necesitábamos enciclopedias para consultar muchos temas, hoy podemos utilizar gratuitamente la Wikipedia para tener acceso a cualquier asunto; las llamadas y videoconferencias antes eran carísimas, hoy gracias a Skype, Google Hangouts o What’s App su coste es prácticamente cero; el transporte, que antes suponía un gran dispendio de dinero, hoy gracias a Uber o BlaBlaCar ha disminuido enormemente su precio; otro tanto ocurría con los reproductores de música o vídeo, con el GPS o con las consolas de videojuegos, hoy disponemos de todas estas funcionalidades por coste cero en nuestros móviles.
Pero ¿cómo se van a “desmonetizar” los aspectos que antes mencionábamos?
El transporte verá cómo disminuye su coste gracias a los coches autónomos o empresas como Uber, lo que supondrá que el uso de estos servicios será más de 10 veces más barato que la posesión de un coche propio. Incluso los más pobres del mundo podrán utilizar estos servicios.
En cuanto al alimento, comer en casa ha disminuido su precio más del 50% respecto a décadas anteriores. A medida que desarrollemos la producción local de alimentos, el coste aún se reducirá más, ya que el 70% del importe final de la comida viene determinado por el transporte, almacenamiento y distribución. Además, los avances en biología y genética aumentarán enormemente la producción por m2.
En cuanto a la salud, la diagnosis y cirugía ya pueden ser realizados por software de IA y robots mucho más eficientemente que por humanos, ya que, aparte de su precisión, pueden analizar en segundos miles de millones de datos sobre enfermedades, diagnósticos y operaciones previas. Con respecto al cuidado de enfermos crónicos y mayores, también podrá ser efectuado muy correctamente por robots. Las medicinas, así mismo, también serán descubiertas y manufacturadas por IA e, incluso, en un no muy lejano futuro, podrán ser compuestas en casa con ayuda de impresoras 3D, que se orientarán para elaborarlas por nuestros diagnósticos y análisis de sangre. Por otro lado, la secuenciación genómica ha descendido en más de 10.000 veces su precio original, lo que permitirá predecir qué enfermedades seremos más propensos a contraer y qué tipo de medicinas serán las más apropiadas para combatirlas.
Los costes de vivienda actualmente son muy elevados porque la gente necesita vivir cerca de sus lugares de trabajo y éstos suelen estar en urbes superpobladas en las que la demanda es muy elevada. Pero en un futuro cercano disminuirán grandemente debido, principalmente, a 3 factores: los coches autónomos, que permitirán que nuestro tiempo de desplazamiento, aunque sea largo, sea un tiempo que podamos aprovechar para relajarnos o para sostener reuniones de trabajo virtuales; la realidad virtual, que nos dejará realizar reuniones de trabajo desde cualquier lugar del mundo. Estos dos factores restarán importancia a la necesidad de vivir cerca del puesto de trabajo. El tercer elemento que disminuirá el coste de la vivienda será el uso de impresoras 3D: hoy en día ya es posible construir bloques enteros de apartamentos usando esta tecnología, lo que disminuirá tremendamente su precio y el tiempo de construcción.
Por lo que respecta a la energía, la solar es infinitamente abundante en la Tierra y el coste de su obtención ha caído hasta los 3 céntimos por Kwh. Además, los continuos avances científicos y tecnológicos están aumentando permanentemente su eficiencia.
La educación ya ha sido “desmonetizada” en muchos aspectos, por ejemplo, la mayor parte de los contenidos que se enseñan en las escuelas o universidades están disponibles gratis por Internet. Coursera, Khan Academy, Harvard, MIT y Stanford habilitan ya miles de horas de instrucción de alta calidad para cualquiera que disponga de una conexión a Internet. Por otro lado, en breve los mejores profesores serán software de IA, capaces de saber con precisión cuáles son las capacidades, estado de conocimientos, límites, aspiraciones y necesidades de sus alumnos, dando respuesta correcta a éstas. De esta manera, tanto el hijo del billonario como del pobre tendrán acceso a la mejor enseñanza gratis.
Finalmente, el entretenimiento históricamente requería significativas compras de equipamiento y servicios, tanto para ver películas y escuchar música como para jugar a videojuegos. Hoy día, con el advenimiento de plataformas como YouTube, Netflix o el Apple Store, los costos del entretenimiento han caído en picado. Además, desde nuestros móviles u ordenadores podemos jugar a videojuegos a prácticamente coste cero.
Todas estas razones son las que esgrime Peter Diamandis para afirmar que el coste de la vida se está aproximando a cero, se está “desmonetizando”, lo cual hace prever que en no mucho tiempo más no será necesario utilizar el dinero para adquirir lo que precisamos. Para algunos todo esto no es más que ciencia ficción, mejor dicho, sólo ficción, y de lo más fantástica. Sin embargo, realidades como el desarrollo acelerado de la IA, la robótica o el “machine learning”, así como su empleo en el aumento exponencial de la producción y la reducción de sus costos, nos hacen augurar que las palabras de Diamandis van muy bien encaminadas. La conclusión que cualquier persona preocupada por la mejora de este mundo extraería de estos estudios es que deberíamos emplear nuestros más grandes esfuerzos en hacer realidad estas previsiones, porque ello traerá más justicia y, por lo tanto, más paz a nuestro Planeta. Como dice Silo[2], “¡cuánto mejor será poner fe en humanizar la ciencia cada día y actuar para que triunfe la dirección con la que fue dotada ya desde su nacimiento!”. Sólo hay un problema, a los adictos al poder y a la utilización de otros para sus propósitos personales no les conviene este futuro. Es urgente que nos planteemos qué vamos a hacer, como especie que necesita humanizarse, para que, de manera no-violenta, los intereses egoístas de esas personas no acaben prevaleciendo.
[1] Peter Diamandis es el co-fundador y director ejecutivo de Singularity University, co-fundador y vicepresidente de Human Longevity Inc., una compañía que, a través de la genética y las terapias celulares, pretende alargar una vida humana saludable. Y es también periodista en The New York Times y escritor de libros de éxito, como “Abundancia: el futuro es mejor de lo que Ud. piensa”, entre otros.
[2] “El Paisaje Interno”, capítulo XIV, parágrafo 8. Contenido en su libro “Humanizar la Tierra”, editorial Plaza y Janés, Barcelona, 1989
*Ángel Bravo es miembro del colectivo Humanistas por la Renta Básica Universal y forma parte del Centro Mundial de Estudios Humanistas