Por Aruna Dutt y Lyndal Rowlands
La situación en Yuba el jueves 14 era “tensa”, pero “calma” tras los intensos combates vividos esta semana en la capital de Sudán del Sur, informó el portavoz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Stephane Dujarric.
“La relativa calma abrió una ventana de oportunidades para que las organizaciones humanitarias respondieran y se visitaran todas las áreas donde se habían registrado personas desplazadas”, informó Dujarric el jueves 14.
“Las organizaciones humanitarias responden a las necesidades más cruciales, como distribuir galletas de alto contenido energético, complementos nutricionales y artículos higiénicos, crear sistemas de reunificación y seguimiento familiar, reabastecer medicamentos vitales y distribuir suministros básicos ligeros para las personas más vulnerables”, detalló.
El cese del fuego anunciado el martes 12, que todavía se mantiene, permitió poner fin a cinco días de intensos combates entre las fuerzas leales al presidente Salva Kiir y las del vicepresidente Riek Machar.
La difícil situación del país responde principalmente al conflicto armado entre el gobierno y fuerzas opositoras, que comenzó en diciembre de 2013 y que ya dejó miles de personas muertas desde entonces.
Ese país de África oriental, que logró su independencia el 9 de julio de 2011, se encuentra, además, al borde del colapso económico, advirtió la organización humanitaria Oxfam el 5 de este mes.
El actual episodio de violencia obligó otra vez a miles de sursudaneses a abandonar sus hogares y dejó a más civiles muertos.
La misión de la ONU en Sudán del Sur protege a unas 33.000 personas desplazadas en Yuba, la mayoría de las cuales encontraron refugio en locales civiles y del foro mundial.
Quizá sea imposible saber cuántas personas murieron en combate, declaró la responsable de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en la República de Sudán del Sur (Unmiss), la danesa Ellen Margrethe Løj, en teleconferencia para la prensa el miércoles 13.
El propio personal de la ONU y de organizaciones no gubernamentales también fueron blanco de ataques en una clara violación del derecho internacional. El foro mundial pidió el jueves 14 que se investigaran los hechos.
Løj también denunció el saqueo de instalaciones de la ONU con suministros humanitarios durante los combates, cuando el personal se vio obligado a guarecerse por su seguridad.
La maternidad del hospital de la organización International Medical Corps en el centro de Protección de Civiles (PoC), en Yuba, también fue bombardeada el lunes 12.
Por su parte, el personal de Médicos Sin Fronteras (MSF) informó que escucharon relatos terribles de los pacientes que atendieron cuando finalmente cesó la violenci.
“Las historias que estamos escuchando son terribles, incluso relatos de cosas que están ocurriendo ahora, desde que cesaron los combates”, subrayó Ruben Pottier, coordinador de campo de MSF.
“Vi llegar a una niña de 12 con su hermana de tres en brazos para una consulta diciendo que habían perdido a ambos padres. Mis colegas en la clínica móvil atendieron a por lo menos otros tres niños que llegaron solos porque habían matado a sus padres”, añadió.
Ante la crudeza de los combates, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) pidió el martes 12 a los países vecinos que abrieran sus fronteras para asistir a los sursudaneses que escapaban de la violencia.
Pero la organización Amnistía Internacional, con sede en Londres, informó el jueves 14 que las Fuerzas de Seguridad Nacional pueden haber impedido que las personas salieran del país.
“Las fuerzas de seguridad sursudanesas impiden a propósito que las personas salgan del país en una clara violación del derecho a la libertad de desplazamiento”, señala el comunicado de Amnistía.
Miles de sursudaneses se habrían concentrado en la frontera sur del país tratando de ingresar a Uganda, pero les impidieron el paso, informó la organización.
“La conducta arbitraria de las fuerzas de seguridad sursudanesas es totalmente inaceptable. Sudán del Sur debe respetar el derecho a la libertad de desplazamiento de las personas, incluso el de abandonar su propio país”, subrayó Elizabeth Deng, investigadora local de Amnistía.
“Es absolutamente crucial que las partes enfrentadas en el conflicto no obstruyan la circulación de civiles que buscan refugio tanto dentro como fuera del país”, indicó Deng.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió el lunes 11 al Consejo de Seguridad que impusiera un embargo de armas a Sudán del Sur, pero sus 15 integrantes todavía están por ponerse de acuerdo.
Traducido por Verónica Firme