El primer volante que me llamó la atención en mi vida estaba firmado por el «Grupo de Agitación Mental». Inmediatamente me gustó este tema de agitar la mente, la conciencia. Las conciencias parecen un poco quietas en estos días, quietas en el sentido de dispuestas a aceptar cualquier suciedad que se les presente. En el ambito que me interesa, el de contar y comentar noticias desde un particular punto de vista, esto significa una información en un único sentido, a veces extrañamente similar a la propaganda cuya finalidad tampoco muy escondida es la de defender el viejo único pensamiento «yo soy el dinero tu dios, no tendrás otros dioses fuera de mí».
Por suerte, aquel pensamiento único va en caída vertical y cada vez más personas entienden que aquello que nos entregan los medios de comunicación tradicionales es cada vez más inconsistente.
Pero esta es sólo la primera parte de la historia: la segunda, mucho más difícil, consiste en la creación de una nueva información, que manifieste explícitamente su punto de vista, que haga aparecer la novedad, la diversidad, la evolución humana.
Este trabajo no es fácil, porque llevamos detras todas las piezas del viejo mundo que está colapsando y no desciframos aún con suficiente claridad las del nuevo.
La idea de la agitación de la conciencia me parece útil en esta situación; ¿qué significa? Significa que en las situaciones de conflicto, que se presentan cada vez más a menudo, no se me ocurre una solución más reconfortante sino proponer algo que agite la conciencia, que ponga en duda las certezas que nosotros mismo hemos consolidado.
Tratemos de dar algunos ejemplos. Cuando la cuestión de Siria se convertió en una noticia de caracter internacional (y esto sucede generalmente cuando las cosas empiezan a ser irreparables) se diseminó hasta la primera visión (cercana, si no idéntica a la propaganda) que una versión particular de Siria de la «primavera árabe» se manifestaban pacíficamente y que un cruel dictador estaba reprimiendo estos simpaticos manifestantes. Obviamente desmascarar este punto de vista no es muy difícil. Pero tampoco se puede resolver el problema declarando que el crual dictador es un normal Jefe de Estado y que cualquier ataque en Siria es el resultado de mercenarios y terroristas de Al Qaeda: también esto suena a propaganda del otro lado.
Hemos tenido un gran debate, entre los mismos redactores de Pressenza, sobre cual es el camino a seguir; discusión muy encendida, porque la cuestión del destino de las personas, el tema de los asesinatos, el tema de la libertad, son todos temas que están muy cerca del corazón.
En este sentido, la búsqueda de otras soluciones posibles, ha sido una de nuestras preocupaciones comunes: dar espacio a la posición democrática y no violenta, el fenómeno de las asambleas de reconciliación.
Pero, al mismo tiempo, creo que la idea de agitar la conciencia es una idea valida; en este caso especifico he tratado de realizarla publicando artículos y entrevistas donde puntos de vista muy diferentes tenían la oportunidad de expresarse; he tratado de no dar espacio a la propaganda, pero sé bien que también entrevisté gente que, tal vez de buena fe, era muy cerca de la propaganda de una parte. Al hacerlo así, espero haber agitado en forma suficiente la conciencia de nuestros lectores; ciertamente no he presentado sus soluciones propuestas, sino más bien los estímulo que les sriva para pensar. Creo que esta es una de las tareas importantes que debemos perseguir en estos tiempos de crisis y confusión: entregar a nuestros lectores los elementos para reflexionar y decidir sin anteojeras.
traducido del italiano por Zoe Basso.