¿Qué existió primero: el huevo o la gallina? …
por Daniel León *
La pregunta sirve para ilustrar una forma lineal de pensar, que claramente no permite entender el mundo. Es evidente que la gallina no puede existir sin el huevo, ni el huevo sin la gallina. Ambos términos corresponden a una misma estructura que se despliega en el tiempo en diferentes momentos, mostrándose sucesivamente como huevo o como gallina, según el momento considerado. De modo que la respuesta correcta podría ser: “ambos surgieron a la vez, dentro del proceso de evolución de las diversas formas de la vida”.
Algo similar ocurre, cuando se consideran las relaciones entre el individuo y la sociedad.
El ser humano (como individuo) se constituye en una sociedad, y la sociedad se constituye por medio de la interacción entre los diversos individuos. Sociedad e individuo también forman parte de una misma estructura, de modo que, teóricamente, cualquier cambio en uno de los términos debería terminar afectando al otro tarde o temprano.
No obstante, lo que sucede en la práctica es que muchos cambios sociales no logran consolidarse debido a las “fallas humanas”. Se produce un cambio social, pero los individuos que lo han llevado a cabo, así como los miembros de la sociedad en general, mantienen en su interior numerosas “lacras” del sistema anterior. De este modo el cambio retrocede, y se vuelve al sistema anterior, con el peso adicional del fracaso y la desilusión de los militantes que trabajaron por ese cambio. Tal cosa sucede casi siempre que se desconoce la importancia del cambio interno. Hay ejemplos en todos los niveles.
Por otro lado, hay ciertos místicos que imaginan que es posible un cambio gradual de la humanidad por medio de la evolución conciente de los individuos, y apuestan a esta idea todos sus esfuerzos, desestimando la importancia de los cambios sociales y políticos. Hemos conocido mucha gente valiosa en esa posición, que ha terminado abandonando sus ideales porque la situación material en que se vieron envueltos los sumió en una profunda crisis, y no pudieron satisfacer ni sus mas elementales necesidades. Si tal cosa puede sucederle a algunos que han alcanzado cierto nivel de conciencia, ¿qué puede esperarse de las grandes mayorías que viven dia a dia luchando por sobrevivir en un mundo cada vez más carenciado, hostil y violento? Si el ser humano no puede superar el nivel de supervivencia, no tendrá energía libre para poder evolucionar más allá del nivel elemental de la vida orgánica.
En estos dos errores caen muchas personas de buena voluntad, los unos creyendo que es posible cambiar el mundo sin cambiar el ser humano, y los otros creyendo que puede haber un cambio humano sin un cambio en la sociedad.
Silo, como fundador del Movimiento Humanista, promovió desde el principio la idea del cambio simultáneo del individuo y de la sociedad. Trató de constituir dicho Movimiento como una conjunción de místicos y militantes, luchando muchas veces con la dificultad de las creencias y preferencias personales. Porque los que tienen formación de militantes sienten gran resistencia ante la idea de “meterse consigo mismos”, mientras que los que son místicos evitan considerar ideas o actividades sociales y políticas.
La postura más coherente y la que tiene más posibilidades de generar un cambio esencial y sostenible, es la del cambio simultáneo del individuo y la sociedad. Esto significa que aquellos militantes que llevan adelante una actividad social, deberían estudiarse a sí mismos y buscar formas de evolucionar como seres humanos, dejando atrás los condicionamientos recibidos de ese sistema que quieren transformar. Por la otra parte, los místicos deberían comprender la necesidad de trabajar por la construcción de una sociedad más justa y solidaria, y por cambios en la educación general, que permitan fortalecer valores humanistas en desmedro del dinero, el placer y el prestigio que son los valores principales del mundo actual.
En lo que se refiere al cambio social, representado para nosotros en la imagen de una Nación Humana Universal, proponemos los siguientes principios generales:
1- Ubicación del ser humano como valor y preocupación central, por encima de valores tradicionales como la patria, dios, ciertos sistemas económicos y sociales, etc.
2- Igualdad de todas las personas. Ningún ser humano por encima o por debajo de otro, e igualdad de oportunidades para todos.
3- Reconocimiento de la diversidad personal y cultural, y repudio hacia toda forma de discriminación.
4- Libertad de ideas y creencias.
5- Tendencia al desarrollo del conocimiento por encima de lo aceptado como verdad absoluta.
6- Repudio de la violencia física, económica, racial, religiosa, psicológica y sexual.
En lo que se refiere al cambio interior, al sentido de la vida y la espiritualidad, reproducimos un capítulo del libro La Mirada Interna (de Silo) que dice así:
“La verdadera importancia de la vida despierta se me hizo patente”.
“La verdadera importancia de destruir las contradicciones internas me convenció”.
“La verdadera importancia de manejar la Fuerza a fin de lograr unidad y continuidad, me llenó de un alegre sentido”.
Considerando el largo camino que debe recorrer la humanidad para llegar a una Nación Humana Universal, seguramente mucho queda por decir en los dos sentidos que hemos venido considerando hasta aquí. Nos basta por el momento con señalar esta doble dirección y apuntar algunas características que permitan iniciar la marcha. La diversidad humana y el lenguaje de los nuevos tiempos permitirán precisar las formas y los procedimientos. Pero si el ser humano está llamado a poblar las estrellas, si está en su destino la independencia de su lugar de orígen, algo muy parecido a lo que hemos venido proponiendo aqui le puede servir de brújula, en su aventura entre los infinitos seres y los infinitos mundos.
Nada mas. Muchas gracias
Daniel León
Rosario, Junio de 2016
Fuente: NUEVAREGION.COM · Humanismo & Espiritualidad · Activismo
* DANIEL LEON es miembro del Movimiento Humanista Internacional desde su juventud. Ingeniero en Electrónica. Profesor Universitario en la UNR. Es Presidente del Centro de Estudios Humanistas “Rosario” ubicado en esa gran ciudad de Argentina.
En 2014 presentó su libro “Un Método para pensar“. Habitualmente produce materiales de opinión y de reflexión que se pueden leer en el blog del CEHR y numerosos medios de difusión como la agencia internacional de noticias PRESSENZA.