Por Romina Resuche
Periodista, curadora de fotografía, residente de la primera sección de islas.
La vida islera requiere de un orden que acompañe al (caótico y mutable) orden natural. Organizarse para ciertas cuestiones básicas de la cotidianidad genera unacadena de dependencias y necesidades que son el costo, pero también la apuesta para cubrirse en lo fundamental y lograr otra independencia. Es por eso que algunos servicios como la electricidad y el transporte público fluvial son esenciales para mantener la calidad de vida y el sostén del isleño, en la libertad de elegir como hábitat un entorno natural y diferente en sus costumbres.
Javier y Circe.
Río Capitan, Muelle 3 gracias
Los enormes aumentos de tarifas en estos servicios complicaron a todo ciudadano, pero para los que viven en el delta tiene implicancias que ponen en juego directamente su subsistencia. En la lucha isleña, que incluye desde la defensa de los humedales vulnerados por emprendimientos inmobiliarios hasta una circulación más respetuosa por los ríos por parte de los turistas náuticos, la dignidad puso foco principalmente en la educación, la salud y la regulación del transporte fluvial y del suministro energético. El buen funcionamiento de estos últimos es irregular y por ende polémico, pero lo que ocurre actualmente sobrepasa toda posible adaptación a las circunstancias que, por acumulación marcaron el límite.
Alicia, arroyo Abra vieja.
Rebeca, Río Sarmiento.
A mediados de mayo se anunció una suba de un 100 por ciento en el precio del boleto de la lancha colectiva, tanto para residentes como para turistas, y de un 144% para el abono mensual para pasajeros frecuentes, que es el que usan quienes salen de las islas a diario para trabajar o estudiar. Cuando el 1 de junio pasado se hizo efectivo el aumento se alzaron las voces, se juntaron los vecinos y en pocos días se organizaron en asamblea para reclamar ante (y con) la empresa, y ante los municipios y toda autoridad competente.
Florencia.
Arroyo Albarracín.
Un amparo y una medida cautelar presentada y firmada por un grupo de vecinos representantes, pero también rechazada y luego apelada, tuvieron lugar poco antes y apenas después de la movilización propuesta entre los vecinos (autoconvocados u organizados desde distintas agrupaciones) La manifestación, para que se atendiera la causa, visibilizándola en su urgencia, cortó el río Tigre y el acceso a las rampas de embarque el 18 de junio. De 14.000 isleros, cerca de 500 mostraron su malestar. Y aunque días antes del piquete se diera un paso atrás en el aumento del boleto residente (que pasó del 100 al 40 por ciento), no se retrocedió en el reclamo, que era aún más amplio y que continúa. Éste contempla además otros pedidos: un servicio más a las 23hs., el retroceso en el aumento del pasaje turista y un precio preferencial para visitantes frecuentes y familiares que viven en continente, la implementación de la tarjeta SUBE –tanto para regular a la empresa como para que quienes lo necesiten obtengan el subsidio correspondiente en el transporte- y una mejora en el mantenimiento de las embarcaciones, para seguridad de los pasajeros.
Nancy.
Arroyo Rama Negra muelle Dados
Gustavo.
Río Capitan, Muelle 3 gracias
Esta lucha no es nueva, tiene años de vigencia e involucra a muchas organizaciones que se fueron armando por distintos motivos o móviles, por todas y cada una de las causas isleras. El islero es deriva como el río, pero se organiza en su cauce para aprovechar la fuerza propia, conjunta, para afrontar cuestiones que superan tal o cual gestión de gobierno. Hoy siguen faltando políticas concretas que contemplen a la población de las islas, para hallar soluciones ante decisiones extremas, como un ajuste que afecta en cadena, más allá de los argumentos que puedan justificarlo.
Atravesados por la vida en torno al río, este tipo de vacíos y presiones complica a los pasajeros, a los dueños de las lanchas, a las tripulaciones, a las empresas, en distinta medida, pero en efecto dominó.
En estos años la población del delta aumentó y ciertas necesidades que estaban cubiertas precisan ya una actualización. Varias batallas se ganaron gracias a organizaciones como Unidad Isleña o por Vecinos Isleños Autoconvocados –por nombrar algunas-, consiguiendo que se mejoraran los recorridos y se inspeccionaran las embarcaciones, se ampliaran los horarios o se congelaran las tarifas.
Estela y Magdalena.
Rio Santiago, Arroyo 3 Reyes
Celeste y Claudia.
Río Capitan, Muelle 3 gracias
Las comunidades que más se mueven no son solamente aquellas que ven la injusticia, levantan la voz y caminan (o navegan) para explicarse u oponerse y dialogar, sin resignación; son también las que desde una elección de vida logran unirse más allá de banderas partidarias en la intención del bien común. En la isla, aún con las diferencias, la naturaleza iguala.
Yamile.
Arroyo Rama Negra, muelle Epecuén
CC BY-NC-ND 3.0 – M.A.ƒ.I.A
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