El miedo de unos, pese a la corrupción y la precariedad de la que son víctimas, junto a la decepción y falta de ilusión de otros, han dejado a España a su suerte, entregada a los vientos de antihumanismo que se están extendiendo por todo el planeta.
Este domingo 26 de junio ha tenido lugar la segunda convocatoria a unas elecciones generales en España que han dado como vencedor al corrupto Partido Popular. Recordamos que hubo otras el 20 de diciembre pasado, pero que no pudo conformarse gobierno.
Los resultados electorales han dado como ganador nuevamente al Partido Popular (PP) en el poder, pasando de 122 escaños en diciembre a 137 ahora. Le ha seguido en votos el Partido Socialista (PSOE), quien de 90 ha bajado a 85, cayendo nuevamente y obteniendo los peores resultados de su historia.
El tercer lugar ha sido para Podemos, que en esta ocasión a diferencia de diciembre ha hecho coalición con los comunistas de Izquierda Unida conformando Unidos Podemos (UP). Juntándose ambas organizaciones han obtenido 71 diputados, los mismos que en diciembre por separado, pero han bajado un millón cien mil votos (dato a analizar).
Y en cuarta posición ha quedado el joven partido conservador Ciudadanos (C’s), quien ha bajado también de 40 a 32 escaños en esta ocasión.
La incredulidad no ha sido pequeña.
¿Qué ha ocurrido para que un partido como el PP, responsable de beneficiar a los bancos y las grandes empresas a costa de una política de austeridad contra la mayoría de la población… un partido que está encausado judicialmente en tantos hechos de corrupción que –a juicio de muchos- se ha convertido en una organización corrupta estructuralmente…, un partido cuyo Ministro del Interior en funciones (responsable de la seguridad) ha sido acusado públicamente una semana antes de las elecciones por organizar un grupo policial que espiaba y filtraba informes falsos de políticos para perjudicar su imagen… qué ha ocurrido para que no sólo gane las elecciones sino que suba en número de votos respecto al 20D?
Es cierto que ha bajado. Ya no son los 10 millones de hace unos años. Pero fueron más de 7 millones en diciembre que han llegado hasta casi 8 millones ahora. La subida de estos meses ha sido a costa básicamente del nuevo partido conservador Ciudadanos. Durante la campaña el PP avisaba que los votos para estos últimos se perderían por el sistema electoral español, ganando con ello la “extrema izquierda” de Unidos Podemos. Y la razón fundamental ha sido el miedo.
Han conseguido, ayudados por el mismo Unidos Podemos, polarizar las posiciones de tal modo que para muchos el PP representa la seguridad de que las cosas sigan como están, de que no vayan a peor, de que España no termine convirtiéndose en una especie de Venezuela, etc. El discurso del PP presentando a Unidos Podemos como radicales, con tintes dictatoriales, etc… ha calado en millones de personas. Y el Brexit dos días antes del fin de la campaña ayudó a disparar ese miedo tan irracional pero con el que tan bien se manejan las conciencias individuales y colectivas.
En cuanto al Partido Socialista siguen perdiendo apoyo hasta perder en esta ocasión su “bastión” que es Andalucía. Se dicen de izquierdas pero han hecho políticas absolutamente de derechas y tienen en su haber también algunos casos de corrupción sonados. Con la aparición de Podemos, están sin encontrar su lugar, un lugar que abandonaron hace décadas. Esto y que, después de las elecciones de diciembre, llegaron a un pacto de posible gobierno –que no pudo conformarse finalmente- con el conservador Ciudadanos, les ha pasado factura.
Pero el gran fracasado electoral en todo el estado español ha sido Unidos Podemos, con la excepción de Cataluña y Euskadi donde iban unidos a mareas o con En Comú Podem de Ada Colau (quienes han mantenido un discurso mucho más coherente junto a una acción de gobierno al servicio de la gente)
Todavía millones de personas se preguntan qué ha pasado, incluidos los propios dirigentes de Podemos. Las encuestas les daban en segundo lugar y acercándose al PP. Todas los sondeos públicos y privados así lo decían y ellos se lo creyeron. ¿Estaban manipuladas las encuestas? ¿Se ocultó información que el Partido Popular utilizó a su favor? Lo desconocemos pero los análisis previos han errado estrepitosamente.
En tanto, pequeños partidos como el Partido Humanista se mantienen y han recuperado algunos cientos de votos.
Interpretaciones
Hay seguro muchas razones para explicar estos resultados. Arriesgaremos en nuestro análisis con algunas pinceladas de lo que interpretamos ha ido ocurriendo con Podemos.
Podemos desde nuestra opinión, pese a lo que se dijo y se sigue diciendo, no representa el espíritu del 15M pero sus dirigentes fueron muy inteligentes a la hora de adoptar su discurso y apoyarse en su estructura de ‘asambleas’ para organizarse y conformar lo que después se llamarían ‘círculos’. Muchos de quienes participaron en el 15M querían ver cómo se defendían políticamente sus reclamos y creyeron que Podemos representaba ese proyecto. Comenzó a verse que eso no era así en el Congreso de Vistalegre y una frase de Pablo Iglesias anunciaba el desvío “El cielo no se gana por consenso, el cielo se gana por asalto”. Ahí, a nuestro modo de ver, comienza el desvío de Podemos si analizamos a esta fuerza política como la que podría traer cambios políticos profundos y en la que tantas personas, incluidos observadores desde cualquier parte del planeta, han puesto sus esperanzas. El proceso que ha seguido ha sido de cada vez menos democracia interna. Todo en aras de llegar al poder, dejando para después el profundizar en participación interna, desarrollo del partido en la base, etc. Demasiadas ansias de poder y olvido o postergación de temas fundamentales.
Otro indicador. Cuando han surgido disensiones internas, se han tomado decisiones por “decreto ley” y eso ha pasado factura de cara a su imagen pública e internamente al crearse divisiones, que no se han superado, y abandonos que no podían permitirse.
Es evidente que ha faltado autocrítica. No sabemos si en este momento se la permitirán pero sería muy importante que lo hicieran porque siguen representando el proyecto de futuro para muchos.
Otra de las causas para que no se produjera el resultado que esperaban es que parte de las militancias de ambas formaciones, Podemos e Izquierda Unida, no estaban de acuerdo con la coalición. Y la izquierda históricamente ha penalizado ciertas decisiones con la abstención, como ha ocurrido este domingo.
Hablando de esta coalición, Podemos fue muy crítico con Izquierda Unida hasta diciembre (algo que muchos no han perdonado) e IU representa la vieja política, falta de democracia y demasiado control internos, etc. Formas que -nos parece- se han reproducido en Podemos, algunos de cuyos dirigentes se formaron ahí.
Por otro lado, Podemos ha abandonado –como se decía en el 15M- el “no somos de izquierdas ni de derechas” para posicionarse claramente en la izquierda con un discurso viejo y desilusionante.
Y en su discurso errante ha pasado por definirse y defender un programa “socialdemócrata” (¿aquellos que nos entregaron a la OTAN, los mercados financieros, etc.?) para hablar de “representamos el orden”, hacemos “patria” (¿a quiénes querían llegar con este mensaje entre fascista y leninista?), y un largo etcétera de declaraciones que han querido conformar a todos para no convencer a nadie. Posiciones y lenguaje que responden a ideas caducas de épocas pasadas y que nada tienen que ver con profundizar en un proyecto y un mensaje esperanzador que abran el futuro, aquél que apoyaron millones de personas en sus comienzos y que bebía del 15M. En síntesis, pareciera que en aras de llegar al poder todo ha valido… y esto pasa factura.
Además, en su afán por tender manos a los socialistas para formar gobierno, argumentando que el único enemigo a batir era el PP, han conseguido –como decíamos más arriba- polarizar su posición más a la izquierda de lo que decía parte de su discurso y su programa, apareciendo como radicales, posición que han reforzado en sus mítines el resto de los partidos especialmente los populares.
Respecto a su programa, han dejado por el camino temas tan importantes como una renta básica universal, ayudando con su propuesta de renta garantizada para pobres a confundir a la población, o no han cuestionado la salida de España de la OTAN, mientras han querido dejar muy claro que no fallarán ante Europa en un mensaje pragmático. Esto y en general su programa, que poco se ha diferenciado del PSOE, ha decepcionado a no pocos. No se puede estar con dios y con el diablo.
Y finalmente, diremos que la figura de su líder, Pablo Iglesias, en muchos momentos no ayuda con sus salidas de tono y su prepotencia. Muchos votantes de podemos preferirían a otro que liderara la formación.
Como síntesis, diremos que Unidos Podemos ha representado para un porcentaje la ansiada unión de la izquierda; para otros la coalición a votar como mal menor y para quienes esperan que la política contribuya a cambios sociales profundos, horizontales y verdaderamente democráticos… la decepción y la abstención como respuesta.
Podemos sigue siendo una formación muy joven, de poco más de dos años. Ha llegado el momento de que reflexione acerca de para qué nació y qué dirección quiere seguir en el futuro. Un futuro que se presenta muy duro para la población española, pero también para Europa y el mundo entero… y esto es necesario tenerlo en cuenta.
Los vientos del antihumanismo avanzan aceleradamente y van secando los vergeles que crecieron alrededor del agua de los gobiernos progresistas latinoamericanos, de las primaveras árabes y de los movimientos de los indignados, apareciendo líderes e instaurándose gobiernos con tintes fascistas en países de todos los continentes.
Y ante esta situación y tendencia generalizadas, claro indicador de que este sistema violento e inhumano se defiende con uñas y dientes, ¿Qué harán partidos, sindicatos, movimientos sociales… en este momento histórico? No queda otra posibilidad que buscarse y organizarse juntos. Es decir, unirse todos aquellos para quienes el ser humano, su vida y libertad son valores primarios; todos aquellos a quienes el dolor y el sufrimiento propios y ajenos no les deja indiferentes o resignados, apoyándose en lo que les une y respetando la diversidad que los enriquece para trabajar por un mundo cada día menos violento, dando un giro a la dirección que hoy lleva el planeta.
La situación es alarmante, la reflexión ha de ser profunda y sincera y la respuesta urgente.