El incidente protagonizado por el joven migrante que este jueves se encaramaba a la valla fronteriza parece poner en evidencia la popularización de una nueva estrategia para acceder a territorio español.
La odisea del joven subsahariano que, junto a otros tres compañeros, se encaramó a la valla fronteriza el pasado jueves en un intento por acceder a territorio español ha puesto en evidencia la extensión de una nueva práctica utilizada por los migrantes desde este mismo mes para franquear el cercado.
En el transcurso del presente mes, la escena se ha repetido al menos en otras tres ocasiones. Los migrantes trepan hasta lo más alto de la valla y allí aguardan a que la Guardia Civil se avenga a reclamar la presencia de los servicios médicos. La llegada de la Cruz Roja es la señal de que el intento se ha saldado con éxito. Aunque no siempre es así.
La Guardia Civil aguarda a que el paso de los días permita acumular mayores certezas acerca de cuáles pueden ser las vías que los migrantes intenten utilizar en su intento de alcanzar territorio español. Que las escapadas en solitario a la valla se conviertan o no en una de las estrategias que los jóvenes africanos empleen durante este verano para acceder a Ceuta es algo que, según fuentes policiales, podrá comenzar a determinarse en un plazo de dos a tres semanas.
Salif, un joven chadiano, consiguió el pasado día 7 franquear la valla después de permanecer encaramado a ella durante horas en un tramo situado a la altura de Finca Berrocal. Después de que las oenegés alertaran de la situación del joven y reclamaran su derecho al asilo, la Delegación de Gobierno informaba de que el hombre se encontraba en un lugar no habilitado para solicitar cualquier tipo de protección internacional. Finalmente, y ante el cariz de las heridas que presentaba, el migrante fue trasladado al Hospital Universitario y, posteriormente, remitido al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI).
En estas situaciones, las autoridades españolas se aferran a la práctica del “rechazo en frontera” –“devoluciones en caliente”, en terminología de las oenegés-, consagrada por la última reforma que la Ley de Seguridad Ciudadana introdujo en la Ley de Extranjería. La ausencia de protocolo concede, sin embargo, una margen a la arbitrariedad. Similares situaciones pueden ser tratadas de manera distinta.
De los 41 migrantes que en lo que va de mes han logrado acceder a la ciudad, 11 lo consiguieron franqueando la valla. Mientras, tal como ha denunciado el Comité Español de Ayuda al Refugiado (CEAR), la oficina de protección internacional abierta por España en el paso fronterizo de El Tarajal en mayo de 2015 no ha recibido ni una sola solicitud de asilo. Sencillamente, resulta imposible que un migrante subsahariano acceda a ella sin que los gendarmes marroquíes lo autoricen. Y, como es obvio, nunca lo hacen.